Uno de esos días
Hoy es uno de esos días que te regala la vida. Hay días soleados. Lluviosos. De tormenta. Otros en los que la fuerza del viento impone. Y otros muchos, de frío. Hay días en la vida en los que estaríamos mejor en la cama, sin levantarnos. Días en los que te juegas tu futuro. Y otros, en los que deseas recuperar el pasado. También hay muchos días en los que desearías no haber nacido. Y días en los querrías decir adios cuanto antes. Pero hay muchos otros días -por suerte para mi los más- en los que agradeces a Dios, a tus padres, a la gaviota de París, o a quien lo decidiera en su momento, el hecho de que te permitan formar parte de este mundo. Y hoy es uno de esos días. Estoy, como diría mi hermana, feliz como una perdiz. Contento. Satisfecho. Orgulloso de pertenecer a algo y de que mi corazón lata por algún motivo. Con la sensación del deber cumplido. Hoy me siento seguro, como dice Casillas en el anuncio. Como si hubiera cobrado. Mejor que si hubiera cobrado. Es el típico día en el que te levantas y te crees que te vas a comer el mundo. Y creo que hoy igual me lo propongo. Estoy crecido.
Todo este rollo viene a cuento no porque acabe de echar un polvo o me haya tocado la lotería, ni mucho menos porque en el trabajo me haya salido todo redondo o porque me haya tomado unos vinos con los amigos. No. Hoy es uno de esos días porque ayer ganó el Real Madrid la final de la Copa del Rey. Y por ver por primera vez a nuestro capitán, el novio de la Carbonero, recoger ese precioso trofeo. Para los madridistas que llevamos dos años sufriendo y viendo como nuestro gran rival, el Barcelona, nos ha pasado por encima, el triunfo de ayer, aunque haya sido por cero a uno, y no por una manita, como hubieran querido ganar los culés, hace que hoy me sienta muy feliz. Es uno de esos días. Así que nada, hoy saludaré a todo el mundo. Haré un par de llamadas a algún amigo culé que me queda por ahí. Para darles la enhorabuena por haber sido un digno rival para el Madrid y desearles suerte para el miércoles. Y seré feliz. Como una perdiz.
Todo este rollo viene a cuento no porque acabe de echar un polvo o me haya tocado la lotería, ni mucho menos porque en el trabajo me haya salido todo redondo o porque me haya tomado unos vinos con los amigos. No. Hoy es uno de esos días porque ayer ganó el Real Madrid la final de la Copa del Rey. Y por ver por primera vez a nuestro capitán, el novio de la Carbonero, recoger ese precioso trofeo. Para los madridistas que llevamos dos años sufriendo y viendo como nuestro gran rival, el Barcelona, nos ha pasado por encima, el triunfo de ayer, aunque haya sido por cero a uno, y no por una manita, como hubieran querido ganar los culés, hace que hoy me sienta muy feliz. Es uno de esos días. Así que nada, hoy saludaré a todo el mundo. Haré un par de llamadas a algún amigo culé que me queda por ahí. Para darles la enhorabuena por haber sido un digno rival para el Madrid y desearles suerte para el miércoles. Y seré feliz. Como una perdiz.
Comentarios
Publicar un comentario