El Rey

Tieen razón el Rey. Algunos medios de comunicación e información se están pasando un poco con el primero de los españoles. Sobre todo la prensa rosa, que también es prensa, a pesar de muchos colegas de la profesión que no piensan igual, y que creo que se ha pasado de frenada varios pueblos y están alarmando innecesariamente a monárquicos como yo, que vivimos y sufrimos intensamente, con gran entusiasmo y fervor, las andanzas y peripecias de nuestro monarca. No sé si es que quieren jubilarle o más bien matarle a disgustos, como bien les ha reprehendido el Borbón. Pero harían bien los periodistas y periodistos rosas y rosos en suavizar un poco sus informaciones, y dejar un poquito en paz a la Casa Real. Que anda mucho republicano suelto aún por ahí y no está el horno para bollos. Esta tarde, viendo el telediario de Antena 3, casi me da un patatús. Decía el presentador que el Rey se encuentra muy bien tras la operación y que ha recibido la visita de la Reina Doña Sofía. Que no la del Sur. ¿Quién iba a ser si no? ¿La vecina de enfrente? ¿La del quinto? ¿Acaso esperaba el Rey alguna otra visita que no fuera la de su mujer? Y es que estas cosas hay que aclararlas bien, que la gente es muy mal pensada, y hay quien dice que el Rey es un putero. Pero bueno, lo importante es que Don Juan Carlos está bien. "Contando chistes verdes a las enfermeras", me comentan mis espías infiltrados en el Hospital madrileño La Zarzuela. Un crack el rey. Y un cachondo. Sobre todo cuando está en el hospital. Creo que le han hecho una artroplastia en la rodilla derecha, que consiste en sustituir una articulación dañada cuando se desgasta. Y que se suele dar en pacientes mayores de 65 años. Tras la intervención, espero y deseo que el Rey no se tropiece más con las escaleras cada vez que sube a leer un texto. Me jode que le pase, porque luego la gente se escojona de la risa y con razón. Y le pierden el respeto. Y eso no puede ser. Porque el rey siempre ha sido un atleta. Un deportista. Un par de semanas en muletas y en un mes estará listo otra vez para seguir ayudando a España cuando sea menester. Aunque ya no podrá esquiar -en la nieve- ni montar en su barco de competición: el Bribón. Una pena. Pero la vida es así. Y lo primero es lo primero: servir y no servirse de España, y defender la imagen y los intereses del país en el mundo. Como hizo hace un par de años ante el gorila rojo bolivariano y bocazas, al que nuestro Rey mandó callar. Con un par. ¡Viva el rey! grite yo se día, como si fuera D'artagnan. Así que un respeto al Borbón. Y a la prensa, la pido que tenga un poquito de consideración. Que esa frase tan manida en la profesión de que no dejes que la realidad te estropee una buena noticia no vale siempre ni para todo.

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