Amor, salud y trabajo

Cuando te encuentras a algún amigo, conocido o familiar por la calle que hace tiempo que no ves, y te paras hablar, siempre se suelen hacer las mismas preguntas. ¿Qué tal estás? ¿Cómo te va la vida? En mi caso, casi siempre contesto lo mismo: bien, no me quejo, mientras tenga salud, pueda trabajar y haya alguien que me quiera, no le puedo pedir más a la vida. Últimamente he pensado mucho en estas cosas. Me estaré haciendo viejo. Habré evolucionado, como los filósofos. Igual el orden en que contesto a esas preguntas no es el adecuado, me pregunto. Salud, trabajo y amor. O sería mejor decir trabajo, amor y salud. O quizás debería decir amor, trabajo y salud. Y por qué no amor, salud y trabajo. ¿Qué es más importante? ¿Cual es el orden? ¿Lo establece alguien?  ¿Nosotros? ¿De qué sirve el trabajo si no estás sano? ¿Y de qué sirve tener una salud de roble, si no tienes un duro o con quién compartir la vida? ¿Para qué quieres un Ferrari, si luego no tienes a nadie a quien llevar en él, o para que quieres una casa en primera línea de playa, si la salud te falla o nadie corretea por las habitaciones?
La salud va y viene, como la vida misma. Días mejores y otros peores. El trabajo, más de lo mismo. Hay jornadas laborales en las que sale todo redondo, otras en las que te gustaría meter la cabeza bajo tierra como los avestruces y no sacarla nunca de ahí, y algunas más en las que estrangularías al primero que se cruzara en tu camino, por no darle una 'toba' al jefe. En cuanto a las personas que te quieren, al final, con dinero o sin él, con trabajo o en paro, siempre están ahí. Te preguntan qué te pasa. Se implican en tus problemas. Te ayudan. Te aconsejan y te aguantan como nadie. Son pesados también. Por eso te quieren. Este wanted de hoy se lo dedico a las personas que creo que me quieren -porque esas cosas se notan- y que se preocupan por mi. Gracias. Impagable. En deuda eterna. No haya nada mejor en la vida que levantarte por las mañana al lado de alguien que te apoya, te respeta y, sobre todo, te quiere. Qué está pendiente de ti. Una sonrisa suya y un beso te cambia la forma de encarar la vida. Te llena de energía. Te anima a seguir en la lucha diaria. A veces no nos damos cuenta de estas 'cositas' que parecen de nada, pero que lo son todo. Una mirada, un gesto, un roce...un abrazo. Sí, escribiendo este texto me he convencido. Al próximo que me pregunte que tál la vida le contestaré que bien, que no me quejo, que mientras haya alguien a mi lado que me quiera todo estará bien. En su sitio. Claro que alguno pensará que de qué te sirve tener a personas a tu lado que te quieran, si luego no puedes darles una vida mejor, porque no tienes un duro, o porque tu salud no es la de hierro que pensabas, y tienen hipotecada su vida contigo. Cuidándote. Pero creo que el amor puede con todo. Cuando quieres a alguien nada ni nadie te puede parar. Sacas fuerzas de flaqueza. Con amor, tendrás salud, porque el corazón estará sano y laterá fuerte. Y si el corazón late fuerte, es que la sangre llega y circula por el cuerpo. Hay vida. Luego existo. Y lo demás viene rodado. La sangre llega a la cabeza. Surgen las ideas y afrontas la vida con más ilusión. El trabajo, si estás en paro, es cuestión de tiempo. Los trenes existen. Y alguno siempre se coge. Amor, salud y trabajo. Por ese orden. Convencido.

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