Día a día

¿Cómo vas a vivir Johny? Día a día coronel. Día a día.
Unos dicen que la vida es para vivirla y disfrutarla. Y creo que fue Baltasar Gracián el que dijo que "solo vive el que sabe". Otros reconocen que sí, que es verdad, que la vida es para gozarla y disfrutarla, pero como dice mi padre "si me dejan". Otros más aseguran que la vida es cara. Y la mayoría coincide en señalar que hay vidas más baratas de vivir, pero que son menos vida. Muchos otros afirman, con rotundidad, que la vida es larga y dura. E incluso bromean: "pues tócame la vida". Y los más, señalan que la vida se pasa en un verbo y que cuando te quieres dar cuenta, ya es tarde, y te vas al hoyo. Cervantes sentenció que el que mucho vive mucho mal ha de pasar. Y el griego Horacio dijo en mi opinión la mejor cita de todas. "Cada día es una pequeña vida". Poético. También misterioso. La vida misma. Aunque fue John Rambo el que me dio el mejor consejo de todos en una de sus películas. Creo que en Rambo II. Le preguntaba el coronel Trautman -creo que así se llamaba- a Rambo al final de la película, tras haberse cargado a todos los vietnamitas que pudo o se le pusieron por delante: ¿Cómo vas a vivir a partir de ahora Johny? Y la respuesta del guerrillero fue contundente. Y sabia: "Día a día". No se puede decir más en menos. Y ahí es donde quiero llegar. Porque cada día es una pequeña vida.. Cuando nos levantamos no sabemos qué puede ocurrir o cómo se desarrollarán los acontecimientos. Hay días en los que haces pop y ya no hay stop. Te creces según avanza la jornada. Te comes el mundo. Nadie te para. Pero en otros, te deshaces como un azucarillo en el café. Cuando no salen las cosas como uno espera. Solemos pasar de la euforia más extrema a la mayor de las tristezas y pesares en unos pocos segundos. Te duelen partes del cuerpo que nunca te han dolido antes. Y somos, por norma general, pesimistas. La botella siempre está medio vacía en lugar de medio llena. Pero la vida te enseña cada día. Aprendes. "Nunca te acostarás sin saber una cosa más", dice el refranero popular. Hoy es un día más -o menos, según se vea- en nuestra vida. Veinticuatro horas menos de vida. O un día más que hemos disfrutado.
El caso es que me han hecho un reconocimiento médico en la empresa. Ya era hora por cierto, tras siete años currando. Todo bien salvo un pequeño matiz. O gran matiz. Me han detectado Hipercolesterolemia pura. Colesterolazo, en román paladino. No tengo mucha idea de estas cosas pero a partir de 200 no se qué, no se si gramos, pico gramos o lo que sea, es colesterol alto. Yo tengo 292. Por las nubes. Al borde del infarto, se han apresurado algunos a decirme. Acojonado estoy desde entonces. No puede ser. Hago deporte. No todo el que quisiera pero algo hago. Voy a misa los domingos. Pago mis impuestos... Es un toque de atención en toda regla. Y he captado el mensaje. Llevo ya un par de días a ensaladas, verduritas, queso de Burgos, pavo, pescado y pollo a la plancha... Y alcohol, lo justito. Así que ahora se ve la vida de otra manera a como la veía ayer o la semana pasada. Y eso a mis treinta y tantos pocos años, como diría Sabina. La vida misma. Hoy es blanco, mañana negro, y pasado... Diós dirá.
Pero si me preguntara a mi el coronel Trautman cómo voy a vivir da partir de hoy, también le contestaría con rotundidad y solvencia: "Día a día" mi coronel. "Día a día".

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