Soñar no cuesta dinero

No hay nada como levantarse por la mañana y preparar café en una cafetera italiana de las de toda la vida. Disfrutar de ese olor que se desprende una vez que la máquina empieza a resoplar para avisarte de que no la dejes mucho más en el fuego porque se pasa, no tiene precio. Y si lo acompañas con una rebanada de pan de coscoja crujientita después de haberla pasado un poco por el tostador, pringada de aceite y con unos toques de mermelada de naranja amarga, que te voy a contar. Que me vuelvo a la cama a dormir otro rato, para despertarme una y otra vez y repetir la operación. Sería lo suyo, pero entraría en un bucle peligroso, más parecido al día de la marmota. El caso es que este tentempié matinal me espalbila y me hace ver la vida de otra manera.. Pero mucho café hay que tomar estos días para que a uno se le aclaren las ideas con la que tenemos montada en España. A estas alturas del texto, ya llevo dos y una tostadita, mientras me pongo al día. Y lejos de aclararme, creo que estoy más cerca de volverme literalmente majareta. Porque empiezo a pensar que esto de leer los periódicos, ver la tele, escuchar la radio o conectarse a las redes sociales empieza a ser, si no lo es ya, una profesión de riesgo. De serio riesgo de mandarlo todo a la mierda y pirarme muy muy lejos. Quizás, a un lugar en donde habite el olvido.
Porque aunque el día se presenta fresco en lo climatológico por estos lares castellanos o más bien ribereños en donde me encuentro, en lo político e informativo se avecina calentito. Tras la renuncia de Rajoy a intentar firmar gobierno, Sánchez toma la iniciativa y socialistas y Ciudadanos han quedado hoy para aclarar ideas y acercar posturas. Guiño del resucitado líder socialista a sus barones díscolos. Y se reúnen, según parece, para intentar llegar a un hipotético acuerdo entre ambos que obligaría a los populares a retratarse. O sea, a decirles, que no quieren que Sánchez presida un Ejecutivo que defienda la Constitución, la unidad territorial y contra el terrorismo así como la permanencia de España en el euro.Casi nada. O casi todo. Si el PP, que ha perdido toda opción de gobernar salvo descalabro de Sánchez o que se marche Rajoy, le dice no a ese hipotético acuerdo, estará diciendo también que prefiere para España una coalición de partidos de izquierda radical y separatistas, o un partido de coaliciones de izquierda extrema, que tanto monta, monta tanto.Opción, por su parte, que es la creo que va fructificar, pese a que Iglesias ya le espera al líder socialista con los colmillos ensangrentados y las herramientas de martirio preparadas y muy afiladas para negociar. Y creo que por mucho que píen la vieja guardia socialista o los barones "díscolos", al final, en cuanto vean la posibilidad de gobernar, vestirán el muñeco de tal forma, o mejor dicho en forma de una agenda social y reformista necesaria para España, que nos harán ver lo que no es. Los de Podemos e Izquierda Unida están como locos por tener poder, sobre todo los primeros porque, además, tendrán a su principal enemigo, el PSOE, muy cerca para perseverar en su objetivo de devorarle, mientras que los separatistas vascos y catalanes, que prefieren un Gobierno débil, apoyarán a Sánchez para seguir sacando tajada y proseguir con su hoja de ruta hacia la escisión. Así lo ve este humilde juntaletras, que ya cuenta los minutos y segundos que restan para que este país se vaya definitivamente a la mierda. Pero hasta que llegue ese momento, me voy a tomar otro café, y quizás otra rebanada de coscoja, a ver si me autoconvezco de que la vida se puede ver de otra manera, de que a lo mejor aún no he despertado de un mal sueño, o de que, y por qué no, Felipe VI.se lanza a la aventura y decide presentarse a la investidura. Que ya se que no puede, o no debe, o no le deja la Constitución, pero soñar no cuesta dinero.

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