Suma y sigue

Leo que un joven de 24 años ha apuñalado a una mujer en Jaen y luego se ha tirado por la ventana. Aunque no se sabe si se ha suicidado o se ha caído mientras huía de la Policía tras robar en la casa de la víctima. De no ser esto último, estaríamos ante la víctima número 33 de violencia machista en España en lo que va de año. Suma y sigue. Sea lo que fuere, sigue dando igual que hagan leyes, decretos, reglamentos o su puta madre. A este ritmo, acabará el año con más de sesenta asesinadas, que es la media de la última década. Cada día entiendo menos. No sé que le puede pasar a uno por la cabeza para cometer semejante crimen. No hay excusas posibles para matar a una persona, que además se supone que es tu compañera de viaje en esta mierda de vida y de mundo que nos está tocando vivir. Se podría haber clavado el cuchillo él en los huevos, si tan harto está de todo, y haber dejado a la muchacha en paz, para que disfrutara por fin de su  vida en libertad, lejos de un cobarde hijo de puta celoso y seguro que maricón, con perdón y respeto hacia los homosexuales. No hay derecho a terminar de esta forma con la vida de un ser humano. Por muy malo o mala que éste o ésta sea. O conmigo o con nadie suele ser el lema de estos asesinos, muy machotes con el débil y cobardes cuando se trata de ajustar cuentas con uno igual. Estoy harto de leer cada día noticias de este tipo en la prensa. De mujeres asesinadas por sus parejas o ex cónyuges, de mujeres u hombres que se cargan a sus hijos solo por joder y hacer daño al otro; de hijos que matan a sus padres porque éstos le castigaron sin salir de casa por alguna travesura o porque no le dieron dinero para salir de juerga con sus amigos a celebrar sus mala notas en la escuela o en la universidad. Harto de que la droga circule por los colegios sin impunidad alguna, y luego los políticos de turno prohiban que se venda un puto donuts o un puto lazo en la cafetería porque los niños engordan. Hasta los dídimos estoy de escuchar gilipolleces o soplapolleces, como diría el currante número uno de España, el ugetista Cándido Méndez, de los Méndez de toda la vida, de que un tío por robar cuatro pijotadas para dar de comer a sus hijos hace treinta años siga en la cárcel, mientras otros, por matar a alguien, estén ya por ahí en menos que canta un duro por buen comportamiento y sandeces por el estilo. Estoy harto también de que mucha gente haga lo que le salga de los cojones, como que vayan a la piscina y no paguen por entrar; de que ocupen una plaza de garaje que no es la suya sin pagar un duro solo porque está en venta; o de los que le echan morro en el trabajo y se inventen lumbalgias y dolores de cabeza solo para quedarse en la cama. O de que llaman mil veces por teléfono desde el curre a su mujer o marido o los amantes por no gastarse a un duro en el puto móvil. También me fastidia que me den la chapa cada vez que salgo a fumarme un cigarro tranquilo a la calle porque dentro de un bar no me dejan. Estoy hasta las pelotas de que el Barcelona gane ya hasta el campeonato de petanca, rana y lucha leonesa, que digo yo que qué pinta un catalino luchando a lo leonés. Y harto de que a Mourinho le echen la culpa de hasta los cinco millones de parados en España. Pero no por eso me voy cargar a todo el mundo que me toca los cojones. Ni voy a salir a la calle con un pipa o una navaja del siglo XIX de esas que usaba Curro Jiménez para cortar el pan y utilizarla contra todo el que se mueva o me moleste. Estoy harto de jetas, de bienquedas, de excusas fáciles y de malos humos. La vida es para sonreir y disfrutarla. Solo o en compañía. Si es esto último mejor. Y el que no lo vea así, que le den o que le eche azúcar y se la envaine. Y si quiere usar un machete que se lo clave así mismo en los huevos. Muerto el perro se acabó la rabia. Aquí paz y después gloria. El día que explote, si es que llega, porque a pesar de todo tengo mucha paciencia, me iré, pero a un lugar donde habite el olvido, como dice mi jefe.

Comentarios

  1. No me gusta el término violencia machista. Es violencia y punto.
    Totalmente de acuerdo en el resto del artículo.
    El problema es de educación, no sabemos respetar al otro, y si encima es mujer menos. Cambiar esto necesita un cambio en todos los ámbitos, desde casa, colegio, medios de comunicación y la solución no es obviar el sexo de la gente, las mujeres son mujeres y los hombres hombres, y hay que respetar al otro con sus diferencias.
    En Suecia se está intentando no hacer referencia al sexo o género de las personas, pero no creo que esa sea la solución para evitar esta lacra.

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