Comunicados

Hay comunicados y comunicados. Los más graciosos son los de las comunidades de vecinos. Muchos de ellos escritos con faltas de ortografía. Pero se perdonan, porque sirven para su cometido. Se entienden. Y con eso basta. "Se 'conboca' a los vecinos de los portales 4 y 6 a una reunión el 'prósimo' jueves a las 20 horas en primera sesión y a las 20,30 en una segunda sesión. El principal punto del orden del día es el del presupuesto para la limpieza del 'garage' y el segundo, solucionar el problema del 'interrutor' de la luz", rezaba uno de los que se han escrito en mi comunidad últimamente. Lo que digo. Se perdonan. Son curiosos y constructivos, y se aprende también, sobre todo de cómo no hay que escribir. 
Luego están de los comunicados de prensa institucionales. Propaganda pura y dura. Demasiadas flores en el culo. Brindis al sol. "El presidente de la Junta, consciente de la dificultad por la que está atravesando el campo, no olvida sus compromisos adquiridos y anuncia una inversión de más de quinientos millones de euros para creará se veinte mil empleos en este sector, la mayoría jóvenes, durante esta legislatura. Pero no dice cómo lo va a hacer, de dónde va a sacar la pasta y dónde recortará para impulsar el campo.
Otro tipo de comunicados son los que hacen políticos o clubes deportivos para desmentir alguna noticia que consideran falsa. "El Real Madrid comunica que no tiene nada que ver con la información publicada por la cadena Cope, en la que se acusa a dirigentes de esta institución centenaria de culpar al F.C. Barcelona de dopar a sus jugadores. Rogamos una disculpa inmediata o tomaremos las medidas legales correspondientes". Son comunicados más serios. Escuetos. Directos. Van al grano de la cuestión.
Y por último, están, por abreviar ya que hay muchos tipos más, los comunicados de ETA. Son los peores. Huelen mal. Están podridos. Repugnan y dan asco. Estos se se esperan desde días antes de que salgan, Se intuyen. Están medidos en sus tiempos y en sus palabras. Manipulan. Tergiversan. Y no dicen nunca nada. Siempre es lo mismo, pero disfrazado de distintas palabras y frases que enredan. Hace tiempo que no se sabe nada de la banda de asesinos. Están esperando a que Bildu se instale definitivamente en los lugares donde gobierna y a que se acerquen un poco más las elecciones generales, presumiblemente en otoño. Hay ya algunas informaciones periodísticas en lsa que da por hecho un inminente comunicado, en el que ETA planteará con su peculiar retórica que deja las armas, pero no de forma definitiva. E incluso parece que hay un cisma dentro de la banda entre los partidarios de seguir en la lucha armada y los que piensan que es mejor la política. Lo que no se espera es que los asesinos del norte de España pidan perdón las víctimas ni devuelvan, -aunque no sé como- todo el dolor que han causado a las familias y a España entera. Nos engañarán una vez más. Estoy completamente seguro. O nos dejaremos engañar mejor dicho. Porque sus argumentos ya no cuelan pero el Gobierno socialista de lo que queda de España tiene un último as guardado en la manga para tratar de ganar las elecciones: la disolución de ETA. Que Zapatero y Rubalcaba se presenten ante la opinión pública como los adalides de la victoria ante la banda no tendría precio. Alfredo resurgiría de sus cenizas como el Ave Fénix. Y en esas estamos. Yo no descarto nada. Creo que el PSOE nunca han dejado de negociar con los terroristas, y que todo va siguiendo un pasos bien marcados. Acercamiento de presos, huidas de asesinos esperpénticas y consentidas por jueces y miembros del Gobierno; facilidades para la procreación de futuros etarras en la cárcel y fuera de ella; Bildu -sin comentarios-; y alguna detención de peces gordos para compensar y dar la sensación de que la banda va a menos. Todo calculado. Pero ETA jamás desaparecerá si no logra la independencia del País Vasco, Navarra y sur de Francia. Y si lo lograra, tampoco. Ya se les ocurriría alguna otra fórmula para seguir extorsionándonos. Son una mafia. Es su forma de vida. Viven de ello. Y están encantados de la vida. Lo de la independencia y la opresión española son milongas para mantener viva la llama y seguir viviendo del cuento y haciendo daño. La solución pasa por la presión policial y judicial. Sin concesiones. A por ellos, pero de una vez por todas y sin juegos ni negociaciones. A saco. Es posible. Solo hay que querer y poner todos los mecanismos del Estado a funcionar. Francia está con nosotros por vez primera en decenas de años. Aprovechémoslo.

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