Reir por no llorar

Llevo todo el día riéndome sin parar. A carcajada limpia. Y blanca, que no empaña. Como bien dice el himno de mi Real Madrid. El médico me ha dicho que, con moderación, reirse es bueno para todo. Para la salud, para la enfermedad, para estar contento, para dejar de esta enfadado, para subir la moral si estás en el paro, para el colesterol, que es mi caso... En fin, la risa es un comodín que tenemos en la manga. Un bien necesario para la humanidad. El ministro de Fomento y portavoz del Gobierno de España, José Blanco, alias Pepiño el del ático en la costa gallega, se ha estrenado esta mañana como portavoz gubernamental en la rueda de prensa posterior al semanal Consejo de Ministros de los viernes metiendo la pata, para variar. Aunque esta vez, la 'cagada' ha sido graciosa y espontánea, como es él. Y sus consecuencias no han ido más allá de la mera anécdota o chisme periodístico, que sirve para refrescar el verano. Pepiño José Blanco ha dado luz verde a la nacionalización de Ikea. Un pívot de origen congoleño que juega en la NBA. En concreto, en el Oklahoma City Thunder. Por lo que, al lograr la nacionalidad española, Serge Ibaka, que así se llama realmente nuestro figura y no Ikea como dice el miembro del Gobierno que se encarga cada día de sacar a pasear el dóberman, podrá disputar el Eurobasket de Lituania, del 31 de agosto al 18 septiembre, defendiendo los colores de España. Tampoco es cuestión de hacer leña del árbol caído, pero es que lo de este Gobierno de lo que queda de España es para salir corriendo al exilio. No ha día en el que alguno de sus miembros no haga el ridículo más espantoso. Mi padre cuando le apetece un Gin Tonic, le pide al camarero que le sirva un Larios con Ginebra. También llama albóndigas a los albaricoques y 'pichifú' con tomate, a cualquier clase de bocadillo que vea en un bar, aunque sea de jámón ibérico de bellota. Y se queda tan ancho. Pero es mi padre. Así que cuidadín. Y no va a cambiar a sus taitantos años. Es un tío normal. Obrero. Aunque ya jubilado. Guasón. El tío que más nervioso me pone del mundo. Pero puso su granito de arena para darme la vida. Así que lo que dice va a Misa. Y si mi padre quiere llamar Ikea a Ibaka, pues bien está. Y al que no le guste que le eche azúcar. Pero que el portavoz del Gobierno, sí, sí, el portavoz, le llame Ikea a Ibaka, es, como mínimo y siendo respetuosos, para escojonarse de la risa. Y así llevo todo el día. Algún día se me pasará. Imagino que mañana, cuando salga otro socialista de pro y meta la gamba otra vez. Pero hasta entonces, aprovecharé mi buen estado de ánimo y me tomaré un Larios con Ginebra a la salud de Ikea. Salud.

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