Nada que reflexionar

Hoy es día de reflexión. Mañana, de ejercer nuestro derecho al voto. Y pasado, de celebrar la victoria. Porque todos ganan. Unos porque gobernarán, y los que no, porque con la que está cayendo mantendrán el tipo. El caso es que todos vencen. Ninguno baja a Segunda. Todos suelen ver la botella medio llena.Y autocrítica, ninguna. Esto es España. ¿Que queréis? muerte antes que deshonor. Aquí todo el mundo es muy guapo y muy listo y nadie dimite. De todas formas, como digo, hoy es día de pensar a quien votar. El que lo haga. Porque la abstención y los votos nulos o en blanco van a ser habituales mañana. Y si no que se lo pregunten a estos ¿jóvenes descontentos? de la Democracia Real. Aunque tampoco sé muy bien qué es lo que hay que reflexionar o pensar, que no hayamos reflexionado o pensado ya en estos años de zapaterismo. Pero bueno, tomémoslo como si un pulpo fuera un animal de compañía. Y si no me llevo el 'escatergori' o como se escriba.
Lo cierto es que estamos ante el partido socialista menos obrero de toda la vida. Por mucho que nos vendan la moto. Los cinco millones de parados son una losa difícil de levantar. Pero lo peor es que las expectativas de futuro no son mejores. Y sin credibilidad en política no se va a ningún lado. Estás muerto.Y ahí está la tumba del socialismo. Acabo de terminar la campaña electoral junto a la caravana socialista en Castilla y León. Seis mil kilómetros en quince días. Castilla y Leon de arriba a abajo. De izquierda a derecha. De 'alante' hacia atrás. Con los camaradas. Territorio comanche. Buen rollo, pese a todo. La Razón es respetada. Todavía. Y no porque tengamos la razón, sino porque no se pueden quejar del trato que les hemos dado en estos quince días. Igualdad de prensa, se dice. Les he dado algún palo, es verdad. Pero también les he elogiado cuando lo han hecho bien, a mi juicio. Han sido quince días de campaña frenética. Un poco light en los mensajes. Sin chicha. Aunque no hemos parado un segundo. Se ha currado. También disfrutado. Y, sobre todo, me he reído mucho. Los camaradas son de otra pasta. Y la militancia ni te cuento. Ya puede ser Zapatero el culpable del fin del mundo, que da igual. Antes que votar a la derecha autoritaria, a la derechona más de derechas de toda Europa, como díría Pepiño Blanco, me pego un tiro, dicen los obreros. Los de la chaqueta de pana, subvenciones, y mercedes en la puerta.
Mañana se decide algo. No sé muy bien qué, pero se decide algo. Yo soy de los que pienso que hay que ir a votar, aunque solo sea por respeto a los que lucharon por ello. Aunque entiendo que la gente está harta y no quiera votar mañana.  Y no me refiero a los críticos y descontentos de la Puerta del Sol y otras partes de España, que se han rebelado. Eso que empezó siendo un movimiento espontáneo, con ideas frescas y utópicas muchas de ellas, pero que se ha politizado con el paso de los días de tal manera que ya no me interesa nada en absoluto. Ya me parecen un grupo de poligoneros pasando el rato, porque les sobra y tampoco tienen prisa por perderlo, en el que se bebe, se fuma, y no se folla de milagro. Aunque tiempo al tiempo. Además, los aprovechados de turno ya están llevándose el ascua a su sardina. Los comunistas y anarquistas ya han cogido posiciones para captar su atención y su voto. También el PSOE y el PP andan cerca, no hay que engañarse. Y me temo que se desfinflará como un globo de cumpleaños. España es distinta hasta para las protestas. La pregunta ahora es quién se beneficiará de este movimiento ciudadano. Y mi respuesta es: los socialistas. Eso lo tengo muy claro. Ya lo dijo Zapatero hace tres años en la campaña de las generales. "Necesitamos tensión". Y la tensión siempe beneficia al PSOE. Se mueven como pez en el agua en el fango. Sabe sacar tajada de la nada como nadie. Aunque esta vez, y pese a Rubalcaba, no se escaparán del descalabro.

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