Miedo me da. Arranca la décima legislatura de la Democracia con un panorama un tanto desalentador. Que da grima. Catorce partidos políticos están representados de alguna manera en el Parlamento más numeroso de este periodo de estabilidad en España, aunque está por decidir el número de grupos que habrá. Sabemos que lo tendrá el PP, con mayoría absoluta; el PSOE, más mermado de lo habitual; también los comunistas proCastro y proKim Jong Il de Izquierda Unida; los nacionalistas separatistas del PNV y CIU; el Grupo Mixto, con la incógnita de si UPyD estará en él o no; y el Grupo Terrorista ETA, que bajo el seudónimo de Amaiur, regresa al Congreso con corbata, pero con el hacha y la serpiente bien cargados de odio y veneno. Porque el brazo político de ETA estará en la Cámara baja, con buena cuota de poder y con dinero a mansalva para gestionar, amén de los numerosos documentos oficiales a los que tendrán acceso a partir de ahora los durmientes, que no claudicados, terroristas etarras. De momento ayer ya utilizaron su primera treta retrasando la incorporación de su diputado por Navarra para facilitar que puedan formar grupo propio. La que nos espera estos cuatro años si Rajoy no se atreve a meter mano. Agradezco una vez más la colaboración del Tribunal Constitucional pero, sobre todo, la de seis de sus todavía miembros más ilustres que permitieron que ETA esté donde nunca antes había estado. A saber,
Pascual Sala, Eugenio Gay, Elisa Pérez Vera, Luis Ignacio Ortega, Pablo Pérez Tremps y
Adela Asúa. Gracias. Lo siento por España y por las miles de familias víctimas de la barbarie etarra, que no se merecen esta alta traición, pero también lo siento por vosotros, porque seguro que ya no dormís con la conciencia tranquila y tenéis pesadillas.
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Muy buena esta viñeta de mi compañero de La Razón, Sañudo |
Y decía que ha arrancado la décima legislatura. Y lo ha hecho entre risas y cachondeo de muchos. Y con más frikis que nunca. Con el comunista Cayo Lara a la cabeza berreando que acepta la Constitución y al Rey, pero que, ante todo, es republicano y así lo ha confesado en la casa de todos los españoles. Y con los nacionalistas vascos y catalanes jurando en su idioma y con el cazo preparado. Y también con los etarras aceptando su bien remunerado cargo pero por imperativo legal. Y todo ello bajo la atenta mirada de Zapatero, el gran amigo de todos ellos. Su gran valedor. Que ya no es diputado -por suerte- pero que no quiso perderse el espectáculo de ayer como presidente en funciones que todavía es de lo poco que queda de lo que un día se llamó España. Zapatero nos deja una herencia envenenada. Un país dividido y al borde de la quiebra, en el que cada uno hace lo que le sale de los huevos. Con cinco millones de parados y con la gente caminando cabizbaja por las calles, en las que, en vísperas de la Navidad, no hay ni ruido ni alegría. Una nación con ETA en las instituciones sin haberse disuelto y sin haber pedido perdón a sus víctimas. Un país en el que se hyan vuelto a abrir las heridas y los viejos rencores de la Guerra Civil. Lo tiene clarinete Rajoy. Un país repleto de frikis que hacen como nadie el egipcio (poner una mano delante y la otra detrás), que se ríen de España y de sus instituciones, pero cobran de ellas y de nosotros. Una otrora gran nación en la que los ahora diputados no dudarán en pegarnos un tiro en la nuca en cuanto vean que sus aspiraciones y deseos no se ven cumplidos. Vaya tropa. Frikis que no son nadie pero se creen más que nosotros y que nos quieren destruir todavía un poquito. Y podrán si les dejamos. Miedo me da. Pero España es un país que tenemos que levantar entre todos. Con paciencia y con la cabeza alta y orgullosos de ser españoles Y no resignarnos ni doblegarnos ante la adversidad ni ante los chantajes de los cobardes asesinos de la ETA. Porque España lo merece.
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