Al pan pan y al vino, vino

¿Será casualidad? ¿Coincidencia? ¿El destino? ¿Estaba premeditado? ¿Ha sido un asesinato? No lo sé, pero el caso es que el mismo día en que Zapatero se despide prácticamente del Congreso de los Diputados, la hermética y simpática Corea del Norte despide también al que ha sido mentor del zapaterismo en la última legislatura. Ha muerto Kim Jong Il,  el hombre que fue capaz de andar a las tres semanas de vida y que dijo sus primeras palabras con tan sólo dos meses. Pero no se ha terminado la dictadura autoritaria de culto al líder. Le sucederá Kim Jong Un, su hijo pequeño, de 30 años, al que le gusta el cine de acción y que parece ser que está casado y tiene una niña pequeña, según me informa James Bond. He dicho muchas veces que España iba camino de convertirse en Corea del Norte. Sé que no es Corea del Norte. Hasta ahí llego. En España hace más calor y hay un algo más de alegría en la calle. Pero por lo demás, no sabría que decir. Hasta hace no mucho no se podía conducir a más de 110 por las autovías. Está prohibido fumar en los bares y restaurantes y locales de ocio cerrados. Negocios a los que el Estado les ha privado de su libertad de elección. Se fomenta el aborto -como si nos sobrara gente en España- y se impulsa también la eutanasia. Los miembros del Gobierno anterior tienen los bolsillos llenos mientras la gente se empobrece cada día más. Para más inri, los socialistas catalanes, esa nueva generación de progres snob con corbata y chequera bien surtida, puño izquierdo en alto, eligen a su nuevo líder cantando la Internacional. "Arriba los pobres del mundo // de pie los esclavos sin pan// y gritemos todos unidos // viva la Internacional... " Y mientras tanto, en la calle, los comunistas de Izquierda Unida, mueven sus hilos tratando de provocar la caída del Rey, a través de su yerno, y de instaurar la III República. El pueblo al poder. No estamos tan lejos de Corea del Norte. Menos mal que no ganado Rubalcaba.
Investidura
Y cambiando de tema, quiero decir unas palabras sobre el discurso de investidura de ayer de Rajoy. Suena bien la música, pero todavía queda por descubrir la letra. Ha dicho Mariano que al pan lo llamará pan, y al vino, vino. Las cosas claras, el chocolate espeso y la tortilla poco hecha. No esperaba menos de nuestro ya casi presidente, que ha prometido sinceridad y transparencia, y al que ya se le han tirado todos a la yugular el primer día. Algo que también era de esperar. Pero digo que me gusta como suena la música. En su hora y media de alocución en la casa de los españoles, Rajoy ha dicho cosas importantes y lo ha dicho de forma clara y concisa. Sin alardes ni colores de ningún tipo, como hacía hace no tanto su predecesor, el de la alianza de las civilizaciones, el del pleno empleo, o el que dijo que estábamos en la Champion League y que íbamos a superar a Alemania con la minga más o menos. Ha explicado Rajoy que en España están comiendo ahora mismo cuatro personas con el sueldo de dos. Y es la puta y cruda realidad. Me ha gustado su talante, como diría Zapatero. Rajoy ha pedido a todos los partidos políticos, con humildad, que arrimen el hombro. Les ha dicho que será dialogante y que tratará de consensuar todas las reformas que se hagan con ellos y con los agentes económicos y sociales. Pero también les ha dicho que hay que actuar ya y que no hay un minuto que perder. Y ha dicho que habrá recortes en cualquier lado. ¿Cómo no les va a haber si pretende reducir en 16.000 millones de euros la deuda que nos ha dejado mister Bean? Pero no recortará en las pensiones. Para que se den 'cuen' los pensionistas, a los que los socialistas meten miedo siempre. "Qué viene la derecha y os quita las pensiones. Qué viene el lobo y os comerá..." Y no ha sido miserable ni ha querido hacer más leña del árbol caído. Apenas ha hecho referencia a la herencia socialista y solo quiere mirar al frente. Ha sido Rajoy un caballero. Ha dicho que apoyará a los emprendedores, que hará un plan para combatir el paro juvenil, que el IVA no se cobrará a las empresas antes de tiempo y que eliminará los puentes. Pico y pala ha pedido Rajoy. Nada de improvisaciones y al grano. Que entre todos saldremos adelante. Y como diría Clemente, el que quiera espectáculo, que se vaya al circo. Toca currar.

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