Se nos ha ido de las manos
Se nos ha ido de las manos. Leo con repugnacia y asco que la conductora de un autobús escolar, que recorre a diario varios pueblos de la zona de Villalón de Campos, en Valladolid, para llevar a los escolares a estudiar para que se puedan labrar un futuro en la vida, ha denunciado ante la Guardia Civil a un menor de 15 años (para esto si que son menores, pero para abortar no) y a sus padres, tras haber recibido una paliza. Resultado de la agresión: un brazo en cabestrillo y numerosos hematomas en el cuerpo. Cosas que se curan con el tiempo, aunque el miedo y la ansiedad que padeció esta mujer, será más difícil de solucionar. Según la versión de la víctima, los agresores han pasado a los hechos después de varios meses de amenazas después de que la mujer tuviera que dar parte a la dirección del Instituto "Jorgue Guillén" de Villalón por la conducta casi delicitiva del ¿menor? y algún amigo, que se dedicaban cada viaje a destrozar poco a poco el interior del autobús -lo último fue el techo- con una ¿navaja? Yo alucino. El padre, por su supuesto, niega los hechos y asegura que en ningún momento la agredió y que solo quiso hablar con ella, pero que ésta cerró la puerta del autobús y se marchó, y solo le dio tiempo a llamarle sinvergüenza. Y esto es el día a día en muchos colegios. Ser profesor hoy en día es una profesión de riesgo, a pesar de que diponen de más tiempo de descanso que cualquier trabajador y del puesto casi asegurado, lo que les granjea problemas en una sociedad actual cada vez más envidiosa y rencorosa.
La Consejería de Educación valora de momento una suspensión temporal de acudir a clase de los chicos, mientras investiga los hechos. No es el primer caso, ni tampoco será el último, a buen seguro, tal y como están las cosas hoy en día, con una juventud que pasa de todo, y unos padres, que pasan más todavía de sus hijos. La Junta se ha comprometido esta legislatura a reforzar la autoridad de los maestros y también de aquellas personas que están en contacto con menores, como es el caso de una conductora de transporte escolar. Pero mientras los padres no se impliquen más en la educación de sus hijos será imposible avanzar en esta materia. Nothing the notihing.
Soy joven aún y tengo reciente mi etapa de instituto y mucho más la universitaria, que para desgracia de mi pensión futura, cada vez se parece más a la infantil. En el instituto se hace mucho el chorra. Te piras clases para jugar a las cartas o para beberte las primeras birras o darle el primer beso a una moza. Pones motes a los profesores, a los compañeros y a quien haga falta. Te escojonas todo el día. Y empiezas a preocuparte más de las chicas. Tienes las hormonas incandescentes. Hasta ahí todo normal. Es la adolescencia. Podría escribir tres libros con mis anécdotas en el colegio o en el instituto.Contaré solo una. Para que el que me lea vea lo gilipollas que podemos ser a veces los adolescentes. Recuerdo que me enfadé con una profesora de inglés en clase porque me hizo quedar en ridículo delante de mis compañeros. Y a mi eso de hacer ridículo delante de la gente siempre me ha superado. Me gustaba hacerme el gracioso en clase y esta mujer me paró los pies. Y con razón. Me hizo ponerme rojo como la bandera del Partido Comunista de China, de Cuba, de Corea del Norte o la de Carrillo e incluso la de Zapatero, el mandatario rojo más rojo de todos los rojos. La que queráis. Y me enfadé muchísimo con ella hasta el punto de negarme a asistir a su clase el resto del año. Y lo hice. Los últimos tres meses de curso no fui a su clase. Y lógicamente suspendí. Ni siquiera el examen hice. Para septiembre. Ya en verano, pasado el calentón me di cuenta mientras estudiaba frases en inglés de lo imbécil que podemos llegar a ser los humanos solo por orgullo. Y los jóvenes más. Tampoco aprobé en septiembre. Al menos sí asistió al examen y hablé finalmente con la profesora y todo quedó solucionado con el compromiso mio de cambiar el próximo curso. Pero de ahí a pegar a un profesor o alguna persona mayor solo por el hecho de que te ha reprehendido por algo que está mal, no es de recibo. Y si encima sus padres le respaldan, pues luego pasa lo que pasa. Lo siguiente que harán estos chicos será secuestrar a una chica, violarla y luego matarla y hacer desaparecer el cuerpo. ¿Os suena de algo esta historia? De lo primero a lo segundo solo hay un paso. Y si no que se lo pregunten al famoso Cuco, menor de edad implicado en la desaparición de Marta del Castillo, conocido también por su facilidad en el manejo del arte de la navaja y por su capacidad para el robo rápido de vehículos y productos de cualquier tipo.
Siento de verdad lo que le ha ocurrido a esta conductora de autobús. Solo espero que la Junta no se la ve las manos como de costumbre y sancione de alguna manera a los chicos, y que la Justicia sea justa y actúe como una sociedad espera que lo haga en este caso contra a sus padres, primero por la agresión, y segundo, por no saber educar a sus hijos. Porque son peores los padres que los hijos.
La Consejería de Educación valora de momento una suspensión temporal de acudir a clase de los chicos, mientras investiga los hechos. No es el primer caso, ni tampoco será el último, a buen seguro, tal y como están las cosas hoy en día, con una juventud que pasa de todo, y unos padres, que pasan más todavía de sus hijos. La Junta se ha comprometido esta legislatura a reforzar la autoridad de los maestros y también de aquellas personas que están en contacto con menores, como es el caso de una conductora de transporte escolar. Pero mientras los padres no se impliquen más en la educación de sus hijos será imposible avanzar en esta materia. Nothing the notihing.
Soy joven aún y tengo reciente mi etapa de instituto y mucho más la universitaria, que para desgracia de mi pensión futura, cada vez se parece más a la infantil. En el instituto se hace mucho el chorra. Te piras clases para jugar a las cartas o para beberte las primeras birras o darle el primer beso a una moza. Pones motes a los profesores, a los compañeros y a quien haga falta. Te escojonas todo el día. Y empiezas a preocuparte más de las chicas. Tienes las hormonas incandescentes. Hasta ahí todo normal. Es la adolescencia. Podría escribir tres libros con mis anécdotas en el colegio o en el instituto.Contaré solo una. Para que el que me lea vea lo gilipollas que podemos ser a veces los adolescentes. Recuerdo que me enfadé con una profesora de inglés en clase porque me hizo quedar en ridículo delante de mis compañeros. Y a mi eso de hacer ridículo delante de la gente siempre me ha superado. Me gustaba hacerme el gracioso en clase y esta mujer me paró los pies. Y con razón. Me hizo ponerme rojo como la bandera del Partido Comunista de China, de Cuba, de Corea del Norte o la de Carrillo e incluso la de Zapatero, el mandatario rojo más rojo de todos los rojos. La que queráis. Y me enfadé muchísimo con ella hasta el punto de negarme a asistir a su clase el resto del año. Y lo hice. Los últimos tres meses de curso no fui a su clase. Y lógicamente suspendí. Ni siquiera el examen hice. Para septiembre. Ya en verano, pasado el calentón me di cuenta mientras estudiaba frases en inglés de lo imbécil que podemos llegar a ser los humanos solo por orgullo. Y los jóvenes más. Tampoco aprobé en septiembre. Al menos sí asistió al examen y hablé finalmente con la profesora y todo quedó solucionado con el compromiso mio de cambiar el próximo curso. Pero de ahí a pegar a un profesor o alguna persona mayor solo por el hecho de que te ha reprehendido por algo que está mal, no es de recibo. Y si encima sus padres le respaldan, pues luego pasa lo que pasa. Lo siguiente que harán estos chicos será secuestrar a una chica, violarla y luego matarla y hacer desaparecer el cuerpo. ¿Os suena de algo esta historia? De lo primero a lo segundo solo hay un paso. Y si no que se lo pregunten al famoso Cuco, menor de edad implicado en la desaparición de Marta del Castillo, conocido también por su facilidad en el manejo del arte de la navaja y por su capacidad para el robo rápido de vehículos y productos de cualquier tipo.
Siento de verdad lo que le ha ocurrido a esta conductora de autobús. Solo espero que la Junta no se la ve las manos como de costumbre y sancione de alguna manera a los chicos, y que la Justicia sea justa y actúe como una sociedad espera que lo haga en este caso contra a sus padres, primero por la agresión, y segundo, por no saber educar a sus hijos. Porque son peores los padres que los hijos.
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