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Eeeeeeeeehhhhhhhhh¡¡ |
Lo reconozco. Cada día soy más analfabeto. "Solo sé que no sé nada" decía Sócrates hace siglos. El tiempo pasa pero las frases sirven y no pasan de moda. Y algo de eso me ocurre a mi ahora. No sé nada. O mejor dicho, no entiendo nada. Los idiomas se inventaron para que los humanos se comunicaran entre sí y no para enfrentar ni para quedarte con la cara de pasmado. Estamos en pleno siglo XXI, el de la revolución de las nuevas tecnologías. Y con ellas, la revolución también del lenguaje. Los neologismos -vocablo, acepción o giro nuevo en una lengua-, según la RAE, abundan cada vez más en nuestra lengua, especialmente los anglosajones. Lo bueno si es breve, dos veces bueno, decía un profesor de Lengua que tuve en mi infancia. Un chachondo el tío, por otra parte. El problema de los neologismos, que se supone que enriquecen el idioma de Cervantes que, por cierto, hablan más de cuatrocientos millones de personas en todo el mundo, aunque a alguno le duela, es que hay cada vez más. Y lo peor de todo, es que son 'guays' para las nuevas generaciones, que los utilizan sin parar, porque molan, aunque en la mayoría de las ocasiones no saben ni para que sirven o qué son.
"Trending topic", "it girl", "coworking" "curvy", "manipedi"... cualquier palabro sirve para expresar un momento del día, un sentimiento, una forma de vida. Pero ¿de qué estamos hablando?. Éste es el título de un fenomenal reportaje publicado en Mujer de Hoy el pasado sábado. Palabras y palabros para entender al mundo. El castellano es una lengua riquísima en palabras, en sinónimos y antónimos, que apenas se usan, porque ya no se llevan y queda muy antiguo utilizarlas. No es 'progre'. Me preguntaba una amiga el lunes que si sabía lo que era el "whatsapp". Ni idea, contesté. ¿Pero cómo no lo vas a saber?, insistía. Pues no lo sé, repliqué. Cuéntamelo, que me muero de ganas por saberlo, contraataqué. Pues son mensajes gratis, sentenció, por fin, mi interlocutora. Ah, pues bien, me dije. Ofrecido por ella, me puse a leer con´detenimiento la información del reportaje y comprobé in situ y con atención como
'whatsapp' es una aplicación informática que te permite escribir durante horas, mandar fotos al instante o crear conversaciones de forma gratuita. Pero lo mejor del artículo era cuando el periodista amenaza el lector diciendo que no intentes huir porque con este servicio, que deja en la prehistoria a los sms del móvil, todo el mundo sabrá donde estás. ¿Todo el mundo?, me pregunté. ¡Qué horror!, pensé. ¡Pero si yo lo que quiero es que me dejan en paz y nadie sepa donde estoy!, exclamé, no sin cierta preocupación sobre el futuro que se nos avecina. También me llevé las manos a la cabeza con otra frase del texto: "puedes escribir durante horas". Y yo me pregunto que quién tiene ganas y, sobre todo, tiempo, para escribir durante horas y horas, aunque sea gratis, salvo que sea por trabajo o te paguen por ello, como puede ser mi caso. Pero ni aún así. Que me aspen. ¿Quien en su sano juicio, salvo algún pesado o pesada, puede escribir mensajes de texto durante horas sin parar? ¡Nos estamos volviendo locos!, reflexioné. "Tranquilo, Rodri, estamos en el siglo XXI", me sinceré, algo dubitativo, para setenciar, con rotundidad, "me equivocado de época y mi sitio no es este". Pasado ya el trago y volviendo al día a día, como le gusta vivir a Rambo, he de decir que, ante todo, cuidadín, cuidadín. Porque estas expresiones tienen fecha de caducidad y cada dos por tres salen otras nuevas que las sustituyen. La moda manda. También la pasta. Y conviene estar callado en muchas ocasiones para no meter la gamba y hacer el ridículo o el panoli. "Oir, ver y callar", dice siempre mi madre. "Por la vida hay que torcido, nunca derecho", my father dixit. Y es que ya no se puede ir por ahí diciendo que me voy a una fiesta
chill out porque está desfasado y tu interlocutor se piensa que te vas a un guateque de los años 60 con tu madre. Ahora lo correcto es decir me voy a un
afterwork, si es que sales de currar
, o me las piro a un
afterpool, en el caso de que estés de vacaciones o en paro, y después de estar en la piscina decidas juntarte con los amigos. "Oye Juan, ¿que te parece si esta noche nos vamos de a
fterpool con Julia y sus amigas?" "Me parece estupendo, Pedro, pero es que yo salgo del trabajo a las seis y prefiero irme de
afterwork con Magdalena, mi compi de trabajo, que es muy pero que muy maja y además tiene las tetas enormes. Lo siento Pedro, otro día será. Lo de que es muy maja es una excusa realente contundente. Y es que el verano tiene lo que tiene.
Pero cuidado también con las gusten de practicar deporte con más o menos asiduidad, ya sea por estética, forma física o por pasar la mañana y hacer frente al sopor. Porque tampoco sirve ya eso de quedar con las amigas o amigos para hacer
aerobic y mantenerte en forma. "¿Oye Piluca, por qué no quedamos mañana a las diez para ir a aerobic y luego desayunamos juntas en el bar del cachotas del vecino y así nos echamos unas risas antes de ir a por los nenes?" "Pero qué dices tía, contesta Piluca, ¿aerobic? Mañana, tía, tengo hora a las once, tía, para hacer Pilates, tía, y luego, tía, he quedado con mi entrenador de kickboxing para que me de unas lecciones. Ya sabes, tía, que con esto de la crisis, hay que aprender a defenderse, tía, que hay mucho mangante por ahí.
Pues eso, que a mis treinta y tantos ya soy un 'carca', pero a mucha honra. Que no me entero de la misa a la media. Y si queréis que os diga la verdad, poco que me importa. Y al que no le guste, que le eche azúcar. Y ahora me voy de
'formspring', que para el que no lo sepa, es una red social en la que tú eres el auténtico protagonista y en la que todo el mundo te preguntará de todo lo que quieran saber de ti. Solo para egocéntricos.
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