Mala memoria
La Liga de Fútbol Profesional (LFP) obliga alas emisoras de radio a pasar por caja si éstas quieren retransmitir los partidos de fútbol. Todas las emisoras, y sin que sirva de precedente, se han puesto de acuerdo. Guerra abierta contra los clubes, que se lavan las manos amparándose en la LFP. ¡No a ese cánon! y si hace falta, los periodistas narrarán por la tele los partidos mientras que los inhalámbricos a pie de campo se harán desde las gradas, pagando una entrada. Dicho y hecho. Ayer comenzó la Liga y los periodistas se las ingeniaron como pudieron para sortear las dificultades. Carruseles deportivos clandestinos. Una vergüenza. Pero es lo que hay. Los oyentes son lo primero y no se puede privar a la gente del principal espectáculo en nuestro país. Baja la calidad, porque los periodistas no están en las cabinas preparadas y se trabaja el doble para lograr la mitad. Lo contrario de lo que debe ser una buena gestión. Pero es de agradecer el esfuerzo de estos profesionals de la comunicación.
Se prevé un conflicto largo. La LFP no cede y algún presidente como el sevillista Del Nido ya se ha posicionado en contra del cánon, pero sólo él de momento. Mala memoria. Se olvida la LFP que gracias a la radio el fútbol ha llegado a ser lo que es. Se han olvidado de Matías Prats padre. Aquél gol de Zarra contra Inglaterra en el Mundial de Brasil en 1950 es historia de España. Lo que hizo este hombre con su micrófono por el fútbol. Si algo gusta en la radio es el directo, la improvisación, la gente, la emoción y la pasión que transmite. Todo esto se rompe con este cánon. ¿Cuánta gente ve un partido de fútbol por la tele pero lo escucha por la radio? La mayoría. Mourinho lanzó ayer un alegato en favor de las radios. El portugués tiene mucho peso en la sociedad. Cuando habla, sube el pan y cuando calla, baja. "El fútbol sin las radios no es lo mismo", dijo el madamás blanco. Y tiene toda la razón. No es lo mismo. Como periodista que soy estoy indignado. Esto no es libertad. Es una canallada. Es mafia, pura y dura. Yo no me veo pagando una entrada de mi bolsillo para entrar a un campo de fútbol a hacer mi trabajo, que sería escribir una crónica. Lo que me faltaba. Estamos en crisis y la LFP quiere sacar tajada. Pero para las radios también existe la crisis y para los oyentes también. Miles de ellos en paro, y ya tienen bastante con lo suyo como para encima no poder escuchar en la radio la retransmisión de su equipo favorito porque no puede ir al campo y pagar una entrada. Nos estamos cargando el fútbol. Primero la huelga porque el dinero que se adeuda a más de doscientos jugadores y ahora esto. ¿Y el aficionado qué? ¿Alguien ha pensado en él?
Se prevé un conflicto largo. La LFP no cede y algún presidente como el sevillista Del Nido ya se ha posicionado en contra del cánon, pero sólo él de momento. Mala memoria. Se olvida la LFP que gracias a la radio el fútbol ha llegado a ser lo que es. Se han olvidado de Matías Prats padre. Aquél gol de Zarra contra Inglaterra en el Mundial de Brasil en 1950 es historia de España. Lo que hizo este hombre con su micrófono por el fútbol. Si algo gusta en la radio es el directo, la improvisación, la gente, la emoción y la pasión que transmite. Todo esto se rompe con este cánon. ¿Cuánta gente ve un partido de fútbol por la tele pero lo escucha por la radio? La mayoría. Mourinho lanzó ayer un alegato en favor de las radios. El portugués tiene mucho peso en la sociedad. Cuando habla, sube el pan y cuando calla, baja. "El fútbol sin las radios no es lo mismo", dijo el madamás blanco. Y tiene toda la razón. No es lo mismo. Como periodista que soy estoy indignado. Esto no es libertad. Es una canallada. Es mafia, pura y dura. Yo no me veo pagando una entrada de mi bolsillo para entrar a un campo de fútbol a hacer mi trabajo, que sería escribir una crónica. Lo que me faltaba. Estamos en crisis y la LFP quiere sacar tajada. Pero para las radios también existe la crisis y para los oyentes también. Miles de ellos en paro, y ya tienen bastante con lo suyo como para encima no poder escuchar en la radio la retransmisión de su equipo favorito porque no puede ir al campo y pagar una entrada. Nos estamos cargando el fútbol. Primero la huelga porque el dinero que se adeuda a más de doscientos jugadores y ahora esto. ¿Y el aficionado qué? ¿Alguien ha pensado en él?
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