Mi querida España

El lunes saldrá el sol. Brillará en todo lo alto. Las flores empezarán a crecer con antelación. Las gaviotas sobrevolarán sobre nuestras cabezas, ilusionadas y risueñas, y sin cagarnos. El bullicio y la esperanza se volverán a instalar en las grandes ciudades y pueblos de España. Algo cambiará a partir del 21 de noviembre. Será distinto. Los españoles sonreiremos y nos saludaremos por la calle, como antaño. E incluso en un ascensor o al coincidir en un portal, como se ha hecho siempre. Como mandan los cánones, que por cierto, nunca he sabido quienes son estos cánones, pero deben ser unos fenómenos. Iremos por la calle con la cabeza alta. Erguidos. Retornará el optimismo y las ganas de vivir. Habrá más partidas de  mus en los bares y se hará la vista gorda y se permitirá que nos podamos echar un pitillo de cuando en cuando los fumadores. Y a los no fumadores les parecerá bien. El Madrid habrá ganado al Valencia, y el Barcelona empatará o perderá contra el Zaragoza. La distancia aumentará. Media liga en el bolsillo, diremos los más optimistas. Los mercados se calmarán. La bolsa subirá y Europa se tranquilizará, al menos un rato. La foto del rey presidirá de nuevo los plenos en los ayutamientos de toda España, Cataluña y las Vascongadas incluidas. España empezará otro camino.
Zapatero será historia. Y Rubalcaba. Y Pepiño.  La Pajín tendrá un buen retiro, descanso asegurado con su familia en Benidorm, y un buen sueldo a final de mes. Salgado seguirá haciendo deporte por las mañanas, pero con más ahinco si cabe. Tendrá más tiempo para hacerlo. Y ganas. Valeriano volverá con los suyos, junto a los sindicatos, "de donde nunca debí salir", seguro que ha pensado en alguna ocasión el ministro de Trabajo, con el récord absoluto del mundo mundial en cuanto a gente sin empleo ni expectativas. Un récord que será difícil de batir en una Olimpiada, que no en unas olimpiadas, como dicen los cursis, porque creo que solo hay una cada cuatro años. Será la España de Rajoy. ¿La España del cambio? Puede ser. Algo cambiará. Estoy seguro. Volverá la España de las barricadas. La España cainita. Los sindicatos saldrán de nuevo en masa a la calle para culpar de todos los males al nuevo presidente de derechas de este país. ETA estará expectante. Con las pistolas y las bombas preparadas para actuar -que lo hará, en cuanto tenga ocasión- para recordarle a Rajoy que sigue ahí, y que lo del fin de las armas era una milonga. Los socialistas, de capa caída, andarán preparando ya el congreso que no quisieron hacer para relevar a Zapatero y de donde saldrá el nuevo prohombre que liderará la nave del partido del puño y la rosa, tras el paréntesis de Mister Bacterio, pcon las pilas cargadas para seguir agitando. Los indignados se sumarán a las revueltas, con pollos incluidos, contra el capitalismo encarnado en la calle Génova de Madrid. Puede ser un escenario probable, que espero no se cumpla. España. Mi querida España. Esta España nuestra.

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