Servidor de España

Ha muerto Manuel Fraga Iribarne. Un servidor de España. Su pasión. Un gran político. Sesenta años ha dedicado el gallego a la política en primera línea de batalla. Y lo ha sido todo, excepto una cosa que se le resistio: presidente del Gobierno. Hubiera sido, sin duda alguna, un gran presidente para España y, sobre todo, para los españoles. Un estadista sin límites. Sí que al menos fue presidente de la Junta de Galicia. Y los gallegos bien que le reconocieron su valor votándole en las urnas de forma masiva durante varias legislaturas. Fue también ministro con Franco, y hasta hace meses seguía acudiendo cada día a su escaño en el Senado. Con la misma ilusión que el primer día. Y con un único objetivo: servir a España y a los españoles. Y fue, sin lugar a dudas, uno de los artífices de la modélica transición y padre de la actual Constitución Española, el periodo democrático y de mayor bienestar que ha conocido nuestra vieja, cabrona y querida España. Para los que nos consideramos conservadores o de derechas, hoy estamos de luto. Pero agradecidos y orgullosos. El actual Partido Popular hoy no sería lo que es sin Fraga. Fundador e impulsor de este gran partido que ha teñido de azul la península ibérica y al que han votado más de once millones de personas en las últimas elecciones. Descanse en paz. "Es una pena. Fue un gran servidor de España", ha dicho esta mañana el Rey, Don Juan Carlos I de Borbón, una de las personas que más le han conocido en vida. Yo no vivía en 1966 pero la imagen de Fraga  zambulléndose
Descanse en paz, don Manuel Fraga iribarne
 en las aguas de la playa almeriense de Palomares para demostrar a la opinión pública que eran seguras, no tiene precio ni parangón posible. Todavía s eme ponen los pelos de punta al recordar esa otra imagen de Fraga, durante su intervención de despedida como líder del PP en abril de 1990, rompiendo una carta desde la tribuna que pocos días antes José María Aznar le había entregado en sobre cerrado, con la petición de que no la leyera hasta pasados unos días. Alzando la voz y con garra, Fraga revelaba que dicha misiva contenía la dimisión incondicional de Aznar, con la fecha en blanco. A continuación, el fundador del partido rompía en público la carta. El comité ejecutivo del PP aplaudió a rabiar, puesto en pie, mientras Aznar, emocionado, permaneció sentado y cubriéndose la cara con las manos. Ya sabemos lo que ocurrió después, Aznar logró lo que él nunca pudo conseguir: gobernar España. Aquél gesto cambió la historia de España. No tenía título nobiliario, pero fue un grande de España. Por lo menos para mi. Y me quedo también con su austeridad en la gestión y, sobre todo, su honestidad. Se ha ido a la tumba limpio. Otros muchos no pueden decir lo mismo. Ahí están las fortunas que han hecho algunos socialistas, como el gran Felipe González, o los 'pepes', Bono y Blanco, con una buena cuenta corriente; o Zapatero ahora, que se nos ha ido a vivir a una casa de lujo que le cuesta de alquiler al mes más de 200.000 euros. Y con sus defectos y virtudes, rebosaba vitalidad y personalidad. Al pan lo llamaba pan, y al vino, vino. Un político, desde luego, de otra época. Descanse en paz.

Comentarios

Entradas populares