El libro, un buen amigo para este verano

Interior del bibliobús que paró en Olivares de Duero
Mañana entretenida, pero sobre todo agradable la que he tenido hoy. Con libros de por medio. Dicen que en España no se lee o se lee más bien poco. También que cada vez se compran menos libros. Puede ser, el sector de los libreros no anda muy boyante que digamos en los últimos tiempos y los datos están ahí y son irrefutables. Pero he de decir que si me atengo a lo que han visto mis ojos esta mañana, estaría de en desacuerdo solamente en lo primero. Porque puede que se compre poca lectura, pero al menos los préstamos en las bibliotecas públicas o en los bibliobuses que recorren el medio rural funcionan a todo trapo. Mi jefe me ha encomendado un reportaje para este verano sobre los bibliobuses que acercan la cultura y la lectura a los pueblos de la Comunidad. Y aprovechando que vivo en Peñafiel y me pillaba de camino hasta Valladolid, donde trabajo, he parado a medio camino, en Olivares de Duero, para charlar un rato con Alejandro Martínez, el bibliotecario del bibliobús número 2 de la Diputación de Valladolid, que recorre nueve rutas por la provincia durante todo el año, en municipios que no tienen biblioteca municipal y que necesitan de este servicio. Y he de decir que, en apenas media hora que ha estado el autobús en Olivares, más de una veintena de vecinos del pueblo han entrado para devolver o coger algún nuevo libro que leer estos días. menos mal que Alejandro me decía que ahora en verano hay menos demanda y que el préstamo de libros se reduce un 85 por ciento. De ser así, no quiero ni pensar como será este servicio en otras épocas del año. El caso es que entró al vehículo bastante gente de todas las edades, mayores, medianos y muchos pequeños. Daba gusto ver las caras de alegría de todos ellos al entrar al bibliobús, en el que también se prestan películas de DVD. Me sorprendía que a la vez que devolvían los ejemplares ya leídos, pedían prestado otros tantos más para los próximos quince días. He hablado con varios de estos vecinos para completar el reportaje y la verdad es que me he llevado una sensación más que positiva, tanto del funcionamiento del servicio, como de la inquietud de estas personas por la lectura y los autores que los escriben. Como el caso de María Luisa Pelucha, una mujer de 61 años, que me aseguraba que le encanta leer y que lo hacía todas las mañanas durante el desayuno cuando su marido y su hijo se marchan a trabajar y se queda tranquila en casa. "Me relaja y me lo paso estupendamente leyendo, sobre todo novelas históricas y románticas", dice, mientras me cuenta también que le apasionan los libros de cocina y que se ha leído ya todos los que suele tener el bibliobús. Ha devuelto tres libros y ha cogido otras tantos para los próximos días. Entre ellos, El egiptólogo, de Arthur Philips, e Hija de la Fortuna, de Isabel Allende. Todos ellos recomendados por Alejandro, al que siempre piden consejo y éste, que ya conoce a los usuarios y tiene un trato casi familiar con ellos, atiende con cariño y agilidad sus demandas y gustos. Podía contar alguna historia más, pero esas las dejo para el reportaje que publicaré probablemente la semana que viene. Pero de momento, no he podido por menos que escribir de la experiencia tan satisfactoria que he tenido esta mañana y compartirla con vosotros. Alguien -no se quién- dijo alguna vez que los libros, los caminos y los días dan al hombre sabiduría. Y el ingenioso Groucho Marx sentenció que, "fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer". Pues eso, a leer este verano.

Comentarios

Entradas populares