Derecho a la Cultura

{Entre líneas}, una biblioteca libre y solidaria para 
que nadie se quede sin leer un libro

Un espacio para leer, debatir y compartir cultura, que da respuesta a una iniciativa de los vecinos del popular  Barrio España vallisoletano, y que en apenas una semana que lleva en marcha cuenta ya con más de 1.700 obras donadas todas ellas por los ciudadanos


Rodrigo Ortega
VALLADOLID- «La cultura es un adorno en la prosperidad pero un refugio en la adversidad». Lo dijo el historiador griego Diógenes Laercio, en el siglo III antes de Cristo. Y Friedrich Nietzsche, el famoso filósofo alemán, sentenció que, «la sencillez y la naturalidad son el supremo y último fin de la cultura». Cualquiera de estas dos frases sirven para definir el proyecto cultural, educativo y, sobre todo social, que acaba de poner en marcha la Asociación de Vecinos Unión Esgueva en el obrero Barrio España de Valladolid. Una iniciativa denominada [Entre líneas}. Biblioteca libre, que nace por la inquietud existente entre los vecinos de esta popular y humilde barriada, pero también como respuesta ante la adversidad y ante la ausencia de un servicio municipal de biblioteca.Y un proyecto, ante todo, sencillo y natural. Que une cultura y solidaridad, cuyo fin último es fomentar y difundir la cultura, y que nadie pueda quedarse sin leer un libro por falta de recursos. Un lugar en el que muchos leerán libros, otros les traerán, y otros más se los llevarán, pero en el que las reglas del juego y el límite lo pone cada un. José Andrés Herranz, alma máter de esta biblioteca. Una quincena de voluntarios, la mayoría jubilados, son los que con su altruista trabajo mantienen viva la llama de la cultura en esta parte de la ciudad, y que incluso restauran aquellos libros que están más viejos y desgastados. En apenas una semana que lleva en marcha, cuentan ya con cerca de 1.700 ejemplares de todo tipo que los voluntarios están todavía estos días catalogando y colocando en las estanterías de la pequeña sala que es la biblioteca y que se encuentra dentro del antiguo Colegio «Conde Ansúrez», actualmente Centro de Iniciativas Ciudadanas «Conde Ansúrez». «Con un libro siempre puedes soñar», señala Mariví Mulas, una de las voluntarias de la biblioteca para quien los libros son su gran pasión, y que quiere reivindicar con este espacio el derecho de todos a vivir y disfrutar la cultura. Héctor Gallego es otro de los voluntarios, más joven que Mariví, pero igual de implicado y apasionado de los libros. Héctor destaca la gran acogida que está teniendo el proyecto y especialmente la respuesta de la gente donando libros.
José Andrés Herranz, alma máter de esta biblioteca


ALGO MAS QUE UNA BIBLIOTECA
{Entre líneas}. Biblioteca libre es, como su propio nombre indica, un espacio independiente y liberado. Para uso y disfrute de todos. Llamado a ser no solo un archivo de obras, sino un espacio de consumo y de difusión de la lectura, en el que los libros son la excusa perfecta para encontrarse. «Queremos que se muevan y se compartan, y crear un lugar que crezca de la mano de la Cultura y que permita a sus usuarios leer y debatir», señala José Andrés Herranz, presidente de la Asociación de Vecinos Unión Esgueva, quien explica que la idea es ir desarrollando diferentes actividades como lecturas, presentaciones de libros o cualquier otra relacionada con la Cultura. Al respecto, avanza que después de verano, y de la mano del escritor Gustavo Martín Garzo, se van a llevar a cabo presentaciones de obras de escritores noveles de Valladolid. Además, han llegado a un acuerdo con un grupo de gente mayor apasionada de los libros, entre los que se encuentran profesores de Universidad o de Educación Adulta, que forman parte de un grupo denominado «Comandos lectores», a los que han ofrecido este local para que impartan talleres para incitar a los más jóvenes a la lectura.

EL LIBRO, LA ÚNICA MONEDA DE CAMBIO
No se pueden llevar más de dos libros sin reposición. Éste es el único requisito que se pide para utilizar la biblioteca, donde solo se solicita el nombre, el teléfono o un correo electrónico, «para realizar un fichero e informar de las actividades que se lleven a cabo, pero también como forma de persuasión para evitar el pillaje», señala José Andrés Herranz, quien insiste en que la única moneda de cambio que utilizan es el libro. Herranz agradece el apoyo a la quincena de establecimientos colaboradores que se han sumado al proyecto. Pequeños empresarios de bares y tiendas de Valladolid en los que se han colocado cajas con el logotipo de {entre líneas} en las que los clientes podrán ayudar donando libros. De momento, solo tienen libros, pero también les han entregado películas de vídeo, y Herranz ya ha pensado en poner en marcha videoforums para ver cine y ampliar las actividades. Y espera contar pronto con conexión a internet -el ayuntamiento se ha comprometido- para que los vecinos accedan de forma gratuita también a la Red de redes.






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