Héroes

Hoy solo se habla de Mourinho. Maldita sea mi estampa. Esto es España. Qué se le va a hacer. Pero horas antes de que Florentino diera a conocer lo que era un secreto a voces, tres valientes artificieros o zapadores de la Legión perdían sus vidas en Almería, y otros dos resultaban heridos y salvaban sus vidas de milagro mientras trabajaban todos ellos para garantizar nuestra seguridad. Sí, para que nosotros, por poner un ejemplo, podamos ver en la tele con tranquilidad y sin inmutarnos como el presidente del Real Madrid anuncia el fin de la era Mou. Así son las cosas. C'est la vie.  La mala suerte se ha cebado con estos tres hombres mientras practicaban con explosivos -lo hacen a diario- para estar preparados ante una misión bélica o antiterrorista. Descansen en paz los brigadas Antonio Navarro García  y Manuel Velasco Román -condecorado en 2011 con la Cruz al Mérito Militar por su trabajo en Afganistán-, y el sargento José Francisco Prieto. Y que se recuperen lo antes posible los heridos, la cabo primero Escámez y otro sargento, para que puedan volver al tajo, que lo harán, no lo duden. Mi más sentido pésame a sus familias. Porque para esta gente, que se deja la vida literalmente por España para no recibir nunca nada a cambio, salvo el placer de dormir con dignidad y la conciencia tranquila, son unos héroes. Y morir en combate es su mayor honor. Para el Ejército, en general, y para la Legión, en particular, no se muere más que una vez. Para ellos, la muerte no llega con dolor ni es tan horrible, porque lo más horrible para ellos "es morir siendo un cobarde".
Para su desdicha, la muerte no les ha llegado el combate, pero como si lo fuera. Porque estos valientes manipulan explosivos de verdad cuando practican, ya que es la única forma de que puedan estar preparados cuando llega la hora de la verdad y tienen que despejar un camino repleto de bombas trampa en una puta encerrona de una puta carretera de Afganistán, Kosovo, Líbano o algún otro puto país más de mierda en los que España y sus soldados están cumpliendo con su deber, lejos de sus seres queridos. De sus hijos. De sus padres. De sus mujeres. Porque estos soldados también tienen familiares detrás que sufren cada día temiendo ser los siguientes en tener que presenciar en primera fila el funeral militar de turno. Familias que saben, y con orgullo admiten, que el sentido del deber de los militares les lleva a dar su vida por España y por los demás. Lo que les honra. Y a mi, me enorgullece. Mi más profundo y sincero respeto a estos héroes. Mis héroes. Y a Mou, que le den.

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