Lección de coraje

El que lea habitualmente mis artículos en este humilde blog habrá detectado, sin descabezarse mucho, que no soy especialmente un devoto de los sindicatos. Y cuando hablo de sindicatos me refiero a UGT y CCOO, los dos mayoritarios. No tengo nada en contra de ellos, como organizaciones que son y a quienes representan, que aunque no lo parezca son los trabajadores. Todo lo contrario, les considero necesarios e imprescindibles. Sin ellos no se habrían conseguido los muchos avances que se han logrado en España desde la Transición. Pero mi crítica va dirigida a los principales dirigentes de hoy. Egipcios que hacen y deshacen a su antojo, con la excusa de que defienden a los trabajadores cuando es mentira mientras se llenan los bolsillos con nuestro dinero y cenan jamón del bueno o una mariscada en un céntrico restaurante de Madrid tras la huelga 'política' de la semana pasada. Tragones a los que les gusta más el ruido que las nueces solo para mantener sus privilegios y seguir viviendo del cuento, a costa de los seis millones de parados y de los que a duras penas seguimos trabajando y manteniendo un poco a flote este barco llamado España. Pero hecha esta introducción, voy al grano, y separo solo un poco la paja. Como diría el Rey, me llena de orgullo y satisfacción contaros que el Servicio de Ginecología de Peñafiel, que lleva casi treinta años funcionando, paralizado desde hace más de un mes tras la jubilación del ginecólogo que lo atendía durante un día a la semana, se mantendrá en el municipio. Y va a continuar gracias al apoyo de los peñafielenses, que se han movilizado en masa para defenderlo, pero, sobre todo, al empeño y tenacidad de dos mujeres, María Arpa Hernando y Nuria García, impulsoras de una plataforma ciudadana apolítica, que han sabido mover los hilos. Y no han hecho falta los sindicatos para nada. Tampoco demasiado ruido. Solo el justo y el necesario. Tocando las teclas que había que tocar y hablando con las personas con las que había que hablar. No ha hecho falta quemar neumáticos ni destrozar mobiliario urbano para conseguir el objetivo final. Un hecho que pone de manifiesto que cuando la gente se moviliza de verdad por lo que consideran justo y no porque se lo impongan, las cosas salen bien. Decía el otro día una amiga mía, periodista también, y buena gente, que no la gusta la pasividad social. Que si algo sale mal, la mayoría dice que no participaron, y que si sale bien, que tienen el mismo derecho a beneficiarse. También asegura que si uno es libre de no participar debe ser responsable también de rechazar las conquistas logradas. Y tiene más razón que un santo, aunque en este país si hay algo que funciona de verdad es el oportunismo y el ventajismo. Enhorabuena a Peñafiel y sus habitantes, que han demostrado orgullo, coraje y saber estar. Y que han sentado un precedente importante del que se podrá echar mano en un futuro. Peñafiel ha dado una lección.

Comentarios

  1. Cuanta razón tienes Rodrigo!
    Estoy de acuerdo contigo en todo.
    Si las personas se hubieran movilizado igual por la azucarera, probablemente aún estaría en pie y funcionando.
    Yo quiero más gente como ellas, que no tengan necesidad de autopublicitarse, ni subvencionarse y sobretodo sin esa violencia que hace que se me ponga los pelos de punta y me avergüenze de lo que hoy en día es el ser humano.
    Un fuerte saludo.

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