Ánimo Isma

Ánimo Isma
En la vida hay momentos en los que hay que tomar decisiones. Ser valientes y actuar. Afrontar la realidad y dejarse de vainas. Coger el toro por los cuernos. Ser un hombre con dos cojones y un palo. O una mujer de armas tomar. Implicarse. De una u otra forma, el ser humano necesita algo de esto. Forma parte de nuestro sino al nacer. Necesitamos pertenecer a algo. Creer y tener Fe. Contar con un referente que nos proteja o dé seguridad. Y con una meta a lo lejos, en el horizonte. Buscamos un sentido a la vida. A la vida de uno. Hoy ha sido uno de esos días filósofos que todos tenemos en los que te das cuenta de estas cosas. Esta mañana he quedado con un 'viejo' amigo y compañero de fatigas en el extinto periódico Grada Deportiva de Valladolid, del que forme parte varios años como becario primero, y como redactor ya contratado después. Mi primera experiencia laboral. Pero decía que esta mañana he quedado con un amigo para hacerle una entrevista sobre un asunto que se trae entre manos y que dará qué hablar en Valladolid seguro, y espero que en toda España. Hemos hablado de lo mío, de lo suyo, de cómo nos van las vidas a ambos en esta perra pero a la vez preciosa profesión que es el periodismo, ya que hace mucho que no le veía. Parecíamos los abuelos cebolleta, cuando ninguno de los dos llegamos a los cuarenta, aunque cada vez queda menos. Hasta que hemos ido al grano y he sacado la grabadora, el cuaderno y el rotulador que siempre uso para tomar notas. Diez de la mañana. Cafetería Continental, en plena Plaza Mayor de Valladolid. Sol de justicia brillando en todo lo alto. De mimo. He madrugado un poco más de la cuenta hoy, pero ha merecido la pena. El tema es triste pero a la vez alegre, y demuestra lo bella que es la vida y la importancia que tiene vivirla con sin prisa pero sin pausa, y con pasión en cada milímetro y en cada segundo. Mi 'viejo' compañero se llama Ismael, y se apellida Alonso. Y aparte de periodista y buen tipo, de esos que no abundan mucho ya, es un amante del ciclismo. Lo lleva en la sangre. Corre por sus venas. Isma tuvo la suerte de conocer a su mejor amigo encima de una bicicleta pero también la desgracia de perderlo por una enfermedad llamada cáncer, que se llevó por delante la vida de este otro ciclista al que apodaban cariñosamente "Boti". Entre medias de una cosa y otra, la afición de ambos por la bici y el Camino de Santiago. Y más concreto, por la ruta que va desde Roncesvalles, en Navarra, hasta Santiago de Compostela. Un recorrido, de casi 800 kilómetros, que ya hicieron juntos una vez en dos etapas, pero que la muerte de Boti dejó pendiente una segunda intentona sin bajarse del sillín. Una espina que Isma tiene clavada en su cuerpo desde hace un par de años y que ahora tendrá la oportunidad de quitarse. Mi joven amigo, que se mantiene en una forma estupenda, dicho sea de paso, se va a tirar al monte. Literalmente. Muchos dirán que está loco, y puede que así sea, pero como decía al principio, en la vida llega un momento en el que hay que tomar decisiones y ejecutarlas. Sin complejos. Con un par. Y mi amigo Isma tiene un par. Además de un corazón enorme de grande. Será el 24 de julio. Con la fresca. En pleno verano. Treinta y cinco horas calcula Ismael que estará encima de la bicicleta hasta completar los casi 800 kilómetros de la Ruta. Y todo ello para recaudar dinero y dárselo a la Asociación Española contra el Cáncer de Valladolid para que siga luchando contra esta enfermedad y ayudando a la gente. Si todo sale bien, espera recaudar alrededor de 3.000 euros. Sacará a la venta 800 papeletas -una por kilómetro que pedaleará- al precio de tres euros cada una que se podrán adquirir en varias tiendas de bicicletas de la ciudad. También, el que lo desee podrá ayudar aportando lo que quiera en el número de cuenta que la AECC de Valladolid tiene en el Banco de Santander. Un fenómeno. Sirva este wanted de hoy para homenajear a mi amigo por sus arrestos, pero también para recordar a José Carlos Botellas, "Boti", que seguro que estará allí arriba esperando, impaciente, a que Isma se suba en la bicicleta para estar con él y saldar esa vieja promesa incumplida.

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