Chismes de verano
Me acabo de enterar por mi columnista de cabecera, Alfonso Ussía, compañero en La Razón, de un chisme, rumor o comentario de bar -como queráis llamarlo- que el centenario diario ABC tiene en mente absorber a La Razón para ganar cuota de mercado -entre 20.000 y 30.000 lectores- y así poder superar a El Mundo de Pedro Jota y colocarse como la segunda cabecera más leída en España, tras El País, en cuanto a prensa nacional y no deportiva se refiere. Desconozco la situación actual. Ussía hace referencia a un artículo publicado en El Confidencial.com el pasado 21 de agosto, en el cual, el periodista, un tal Daniel Forcada, explica que ya han existido hasta dos reuniones entre el consejero delegado del Grupo Vocento, propietario de ABC, Luis Enríquez, y el presidente del diario de Planeta, máximo accinista a su vez de La Razón, Mauricio Casals, que me ha puesto los pelos de punta. Y los dídimos de corbata en los más alto de mi garganta. Me veo en la calle en un pis pas, por segunda vez en mi todavía corta trayectoria profesional en los medios de comunicación. No en vano, de confirmarse lo que el plumilla de El Confidencial escribe, supondría la desaparición del diario La Razón, aunque según explica en su artículo se ha llegado a ponerse encima de la mesa incluso una extraña fórmula por la que La Razón acabaría siendo un suplemento semanal de ABC durante unas semanas hasta su cierre definitivo. También especula con que hay consejeros de Vocento que optan por esperar el cierre "natural" de mi periódico para acoger después a sus firmas más destacadas. Las dos opciones me han dejado a cuadros. Empezaré a echar ya currilculums por ahí. Si bien, en la información también se cuenta que el 'jefe' de La razón -el que pone la pasta-, que no es otro que José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta, ha rechazado hasta el momento las propuestas que le han planteado tras tener conocimiento de ellas. Algo que me tranquiliza, al igual que la defensa que Ussía lleva a cabo en su artículo de hoy sobre los gestores de La Razón, mi casa, así como de los trabajadores que cada día acuden a su puesto para sacar adelante este proyecto, todavía joven, que empezó en 1998 de la mano de Luis María Ansón. Pero lo dice el refrán, cuando el río suena... o tanto va el cántaro a la fuente... que al final se compró un bonobús, versión Pedro Reyes. Yo, que no pinto nada, salvo para acudir cada día a mi mesa y escribir lo mejor que pueda para ganarme el pan, espero acontecimientos. Solo espero y deseo que sean rumores veraniegos, fichajes de verano como en el fútbol que al final no cuajan, y que este proyecto de La Razón, al que estoy muy apegado y me siento identificado totalmente, siga remando hacia adelante. Porque catorce años para un periódico es muy poco tiempo. De momento, estamos ahí, aunque se venden cada día menos periódicos -pero no solo nosotros- con la confianza de que estos malos tiempos pasen cuanto antes para España y podamos salir a flote lo antes posible, para seguir prestando un servicio de interés general y necesario en una Democracia, como es la información y en libertad.
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