Cuestión de educación

De nuevo, y por segunda vez en los últimos tres años, Athletic Club de Bilbao y FC. Barcelona se enfrentan este viernes en la final de la Copa de Su Majestad el Rey.  Equipos coperos por excelencia. Los dos clubes con más títulos del Campeonato de España en sus vitrinas. El título futbolero más antiguo y querido de nuestro país. Más que la Liga. La final que todos quieren jugar. Trofeo que se ha llamado de muchas maneras, en función del régimen político del momento: Copa de su Majestad Alfonso XIII, Copa de la República, Copa del Generalísmo, Copa del Rey, que es la denominacíón actual. Y un título que últimamente se está convirtiendo en el principal altavoz de los nacionalistas e independentistas para seguir engañando a los españoles de Cataluña y las Vascongadas y seguir viviendo a costa de los bolsillos de los españoles. Porque estos nos cuestan también dinero a los españoles, igual que la Casa Real, que los sindicatos, que el cine de la Guerra Civil...
Y se prevé pitada de las grandes al himno de España y, como no, al Rey Don Juan Carlos, que presidirá la final ya recuperado de su operación de cadera en su desliz de Botsuana, junto a su esposa y Reina también, Doña Sofía. Una pitada que se está convirtiendo en el tema de conversación de las tertulias radiofónicas y televisivas, pero también en los bares y pequeños comercios. Porque los españoles somos muy de chismorreos mientras tomamos una cañita o un café o mientras esperamos nuestro turno en la carnicería o en la peluquería. Una pitada que, por otra parte, me avergüenza, como español y monárquico que soy. Y que me molesta sobremanera. También si fuese republicano o comunista, que no lo soy, por suerte. No conozco un país en el que pase esto. En el que se pisotee y se escupa de esta manera tan asquerosa sobre los símbolos que nos sustentan aquí y en el extanjero. También es verdad que Spain is different, pero eso no significa que aquí todo valga, sobre todo, a unos pocos, que aunque cada vez son más.
Tolerancia. Respeto. Y  que les dejen pitar y expresarse como les venga en gana. Como les salga de los dídimos. O de los huevos, dicho en román paladino. Eso piden desde diversos círculos de Cataluña y País Vasco -los buenistas de siempre que gustan de salir en la foto pero que en cuanto pueden te la clavan por la espalda- a los que acudan este viernes al Vicente Calderón de Madrid. La capital de España. La ciudad de la Villa y Corte. Y los demás chitón. A callar y pasar página sin rechistar no sea que molestemos y faltemos al respeto a vascos y catalanes. Que luego nos llaman fachas y nos echan en cara la opresión en la que viven por culpa del Estado o Gobierno español, porque no les gusta nombrar la palabra España. Les da grima y repelús. ¿Libertad de expresión? ¿O falta de educación y de respeto? Para gustos los colores. Los españoles no nos ponemos de acuerdo ni en el color de la mierda. Bilbaínos y culés van a pitar este viernes al Rey. A la Monarquía. A la persona e institución que han hecho posible que tengan la libertad de pitarle y de silbar las notas y los colores de nuestros símbolos: la bandera y el himno, sin que ocurra nada.  Porque tampoco nada debería ocurrir. Es fútbol. Ante todo fútbol. Y cuando la política se entromete... malo. Pero con Franco no se atrevían. Esperanza Aguirre ha pedido que se suspenda el partido si se pita al himno de España. No es la solución. Más bien, agrandaría el problema. De seguridad sobre todo. Pero creo que algo habría que hacer. Y yo me pregunto qué pasaría si en España tuviéramos otro régimen. ¿Permitiría un Gobierno de la República presidido, por ejemplo, por el comunista y proestalinista y leninista Cayo Lara, que se pitase el himno republicano de Riego en una final entre Sevilla y Real Madrid? O mejor dicho ¿Se irían de rositas con un gobierno comunista o, por qué no, nacionalista en España todos aquellos que osaran pitar el himno de Riego? Espero no verlo con mis propios ojos. Pero me atrevería a decir que no. A mi, desde luego, no se me ocurriría ir al campo del Girona a ver la final de la Copa Cataluña entre el Espanyol y la Gramanet a pitar Els Segadors. Cuestión de educación. De moral. Y de respeto. Justo, lo que no tienen ellos pero sí reclaman para ellos.

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