Andalucía (I)
Tenía ganas de conocer algo de Andalucía.Ya lo dice el anuncio de la tele: "solo necesitamos un poco de sur, para poder ver el norte..." Pues eso, un poco de sur. De calorcito. De gracia. De alegría y desparpajo. De tranquilidad y elegancia, con un necesario toque de informalidad y espontaneidad. De educación también. En el norte somos más serios y estirados. Y algo maleducados a veces. Parece que nos molesta todo. Aquí no. O menos. Será porque no vemos el sol tanto, ni tan arriba y bien puesto como en Andalucía, rebosante. Cosas de la raza y cultura españolas. Decía antes que me habían hablado muy bien de esta comunidad y especialmente de la provincia de Cádiz, que es donde estamos la Isa y el que escribe. Debíamos ser los únicos de España que no habíamos estado por aquí. Ni en Carnavales siquiera. Más vale tarde que nunca. El cuaderno de bitácora que siempre llevamos encima está repleto de sugerencias de nuestros amigos. De lugares donde comer y beber bien. Sitios y rincones que no debemos dejar de ver. Y se queda pequeño el cuaderno. También los días. No hay tiempo para todo, pero se hace lo que se puede. Sin forzar tampoco mucho la máquina, que no tenemos edad ya para demasiados excesos. Las playas son estupendas para el baño y el descanso. Son salvajes. Extensas. Limpias. Airosas también, lo que incomoda algo para la lectura de la prensa, que nunca debe faltar en el serillo. Pero se está a gusto. También es verdad que de vacaciones siempre se está bien. mejor que cogido en brazos, como dice un colega mio. Pero el que conozca la Playa del Carmen, en Zahara de los Atunes, que es donde hemos parado esta semana, me dará la razón. Playa interminable. Y repleta de perros, que se bañan, mean y juegan a la pelota, como nosotros los humanos. Un poco de viento de levante y olas a tutiplen para surfear, saltar u observar. A gusto del consumidor.
El finde pasado estuvimos en Jerez de la Frontera. Parada y fonda. Víspera de la semana de la vendimia. Lástima. Hemos llegado pronto. Mucha guasa en esta ciudad con encanto también, pero a la que no se puede ir en coche. Una locura callejear por sus estrechas calles. Y peor aún aparcar, aunque una vez que se consigue merece la pena. Todavía me estoy escojonando de la conversación de un cliente con el dueño de un bar de copas llamado El 7, junto al Tabanco de San Pablo, en una bocacalle peatonal cerca del centro. Iban dos amigos y le pregunta el uno al otro qué quiere tomar. Le contesta el colega que un white label con coca cola, pero pasaíto. Lo de pasaíto ya me hizo gracia, por cómo lo dijo. con gracejo y con voz algo ronca. Pero lo bueno fue cuando el otro le pide al camarero que le ponga el chisme suyo y el de su amigo, eso sí, más pasaíto, añadiendo que si no se lo ponía pasaíto se iba de allí sin pagar. "Y no sería la primera vez que me voy", le amenazaba. Treinta segundos más tarde, en cuanto llego el camarero con los cubatas, imagino que el de su amigo pasaíto de whisky, le confesaba que él nunca se va sin pagar de ningún lado, que ante todo era un caballero. Con un par. Y tan feliz. Él se lo guisó y él se lo comió. Nos reímos un rato. Y cada uno a lo suyo. La verdad es que tienes que poner el oido a tope para saber lo que dicen algunos andaluces. No se les entiende un pijo la mayoría de las veces, aunque solo sea el menú para comer, ya que parece que te están contando un chiste, y tienes que adivinar lo que parlan. "Queda argo de Pargo y de Hurtá", me contestó el dueño de un restaurante, afónico de voz, al estilo Padrino, a la pregunta de qué pescados del día tenía para comer de segundo plato. ¿Y qué está más rico, er Pargo o la Hurtá?, insistimos, ya con acentillo gaditano. Er Pargo, replicó nuestro chef. Pue no se hable má y tráiganos un poco de Pargo, le espetó la Isa, quien me preguntó después que qué era el Pargo. Ni idea, dije, pero seguro que es palgo, que ya se sabe que estos andaluces pronuncian la ele como una erre, sentencié, ignorante. Pero luego he buscado en internet, que para eso está y no para ver tetonas, y he podido confirmar que tanto el Pargo como la Hurta, sin acento en la a, son pescados típicos de la zona de Cádiz. Muy rico, por cierto, er Pargo, acompañado de unas verduritas y una patata asada. Estaré por estos lares unos días más. El sol me ha cogido un poco bastante la espalda. Es un cobarde el muy ioputa, como dicen por aquí. Y han anunciado sol y buen tiempo. No como en Santander el pasado mes de julio, donde no saqué el bañador de la bolsa en los cinco días que estuve. Pero seguro que cojo antes el acento que el moreno Seguiremos informando
El finde pasado estuvimos en Jerez de la Frontera. Parada y fonda. Víspera de la semana de la vendimia. Lástima. Hemos llegado pronto. Mucha guasa en esta ciudad con encanto también, pero a la que no se puede ir en coche. Una locura callejear por sus estrechas calles. Y peor aún aparcar, aunque una vez que se consigue merece la pena. Todavía me estoy escojonando de la conversación de un cliente con el dueño de un bar de copas llamado El 7, junto al Tabanco de San Pablo, en una bocacalle peatonal cerca del centro. Iban dos amigos y le pregunta el uno al otro qué quiere tomar. Le contesta el colega que un white label con coca cola, pero pasaíto. Lo de pasaíto ya me hizo gracia, por cómo lo dijo. con gracejo y con voz algo ronca. Pero lo bueno fue cuando el otro le pide al camarero que le ponga el chisme suyo y el de su amigo, eso sí, más pasaíto, añadiendo que si no se lo ponía pasaíto se iba de allí sin pagar. "Y no sería la primera vez que me voy", le amenazaba. Treinta segundos más tarde, en cuanto llego el camarero con los cubatas, imagino que el de su amigo pasaíto de whisky, le confesaba que él nunca se va sin pagar de ningún lado, que ante todo era un caballero. Con un par. Y tan feliz. Él se lo guisó y él se lo comió. Nos reímos un rato. Y cada uno a lo suyo. La verdad es que tienes que poner el oido a tope para saber lo que dicen algunos andaluces. No se les entiende un pijo la mayoría de las veces, aunque solo sea el menú para comer, ya que parece que te están contando un chiste, y tienes que adivinar lo que parlan. "Queda argo de Pargo y de Hurtá", me contestó el dueño de un restaurante, afónico de voz, al estilo Padrino, a la pregunta de qué pescados del día tenía para comer de segundo plato. ¿Y qué está más rico, er Pargo o la Hurtá?, insistimos, ya con acentillo gaditano. Er Pargo, replicó nuestro chef. Pue no se hable má y tráiganos un poco de Pargo, le espetó la Isa, quien me preguntó después que qué era el Pargo. Ni idea, dije, pero seguro que es palgo, que ya se sabe que estos andaluces pronuncian la ele como una erre, sentencié, ignorante. Pero luego he buscado en internet, que para eso está y no para ver tetonas, y he podido confirmar que tanto el Pargo como la Hurta, sin acento en la a, son pescados típicos de la zona de Cádiz. Muy rico, por cierto, er Pargo, acompañado de unas verduritas y una patata asada. Estaré por estos lares unos días más. El sol me ha cogido un poco bastante la espalda. Es un cobarde el muy ioputa, como dicen por aquí. Y han anunciado sol y buen tiempo. No como en Santander el pasado mes de julio, donde no saqué el bañador de la bolsa en los cinco días que estuve. Pero seguro que cojo antes el acento que el moreno Seguiremos informando
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