Da gusto
Así da gusto pasear por Valladolid. Los pelos, como escarpias. La piel, de auténtica gallina ponedora. Así, sí. Buen tiempo. El sol brillando en lo alto. Ni una nube. Suave brisa marinera para evitar el incipiente sudor. Gente por la calle. Mejor dicho, mucha gente por la calle. Bullicio, pero ordenado y respetuoso. Sin gritos y ni voces más altas que otras. Seguridad. Y tranquilidad, dentro de los nervios por los preparativos de lo que se avecina. Y seguridad. No es para menos. Banderas rojigualdas en los balcones, que dan un toque especial, colorido y emocionante a la ciudad, más bella de lo habitual. Banderas constitucionales ondeando por toda Valladolid, y no por la España de Del Bosque, como suele ser frecuente últimamente, sino por la presencia del Ejército, de nuestras fuerzas armadas al completo, con catalanes y vascos incluidos, aunque a algunos les joda. Esa bandera de España, pitada y vituperada recientemente junto al himno, y que simboliza la Nación. Nuestra identidad. Que es signo de soberanía, también de independencia y de unidad e integradidad de la Patria. Pero que también es promesa de su perpetuidad a través de los tiempos.
También mujeres. Muchas mujeres uniformadas por las calles estos días. Y acojonan. Síntoma de la igualdad y la integración de la mujer en el Ejército, que campa estos días por la capital del Pisuerga a su antojo, respetado, y sin perder los nervios pese a la que está cayendo. Sentido del deber. Fuerza y honor. Servir hasta morir. Por la Patria. Por España. Pasión por los que dieron su vida. Y hasta la muerte con aquellos que no les quieren. Hoy arrancan en Valladolid los actos del Día de las Fuerzas Armadas con la tradicional jura de bandera. Sus Majestades los Reyes, Don Juan Carlos -ya recuperado- y Doña Sofía, presidirán el acto, como no podía ser de otra manera. A su lado, los Príncipes de Asturias. Don Felipe y Doña Letizia, futuros monarcas. Un acto castrense sin parangón, que hay que ver alguna vez en la vida, junto a un partido contra el Barsa o de semifinales de champions en el Santiago Bernabéu. Un acto sencillo. Acorde con la crisis y la falta de recursos. Esa carencia que nadie mejor que un militar sabe superar. Y sin rechistar. Por España. Por su amor a España y a los españoles, incluidos los de las Vascongadas y la barretina en la cabeza. Da gusto pasear por Valladolid estos días. Y hoy más que nunca. He paseado esta mañana un rato. Y volveré a hacerlo esta tarde otro poco. Y cantaré, si hace falta, y si no también, "La muerte no es el final", en mi particular homenaje a los caídos. Porque no lo es. Ni mucho menos. Es un tránsito hacia otra vida de honor y gloria tras haber dado su vida por España. ¡Viva España! ¡Viva el rey!
También mujeres. Muchas mujeres uniformadas por las calles estos días. Y acojonan. Síntoma de la igualdad y la integración de la mujer en el Ejército, que campa estos días por la capital del Pisuerga a su antojo, respetado, y sin perder los nervios pese a la que está cayendo. Sentido del deber. Fuerza y honor. Servir hasta morir. Por la Patria. Por España. Pasión por los que dieron su vida. Y hasta la muerte con aquellos que no les quieren. Hoy arrancan en Valladolid los actos del Día de las Fuerzas Armadas con la tradicional jura de bandera. Sus Majestades los Reyes, Don Juan Carlos -ya recuperado- y Doña Sofía, presidirán el acto, como no podía ser de otra manera. A su lado, los Príncipes de Asturias. Don Felipe y Doña Letizia, futuros monarcas. Un acto castrense sin parangón, que hay que ver alguna vez en la vida, junto a un partido contra el Barsa o de semifinales de champions en el Santiago Bernabéu. Un acto sencillo. Acorde con la crisis y la falta de recursos. Esa carencia que nadie mejor que un militar sabe superar. Y sin rechistar. Por España. Por su amor a España y a los españoles, incluidos los de las Vascongadas y la barretina en la cabeza. Da gusto pasear por Valladolid estos días. Y hoy más que nunca. He paseado esta mañana un rato. Y volveré a hacerlo esta tarde otro poco. Y cantaré, si hace falta, y si no también, "La muerte no es el final", en mi particular homenaje a los caídos. Porque no lo es. Ni mucho menos. Es un tránsito hacia otra vida de honor y gloria tras haber dado su vida por España. ¡Viva España! ¡Viva el rey!
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