Maleducad@s

Decididamente, nos hemos vuelto locos en este país. Y analfabetos, al paso que va la burra. España, se vuelve a dividir en dos. Esta vez, con nuestra lengua como excusa. El informe del académico Ignacio del Bosque sobre sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, que publicaba el País el pasado domingo, ha abierto un encendido debate social en torno al uso que del español o castellano. Ese bello español que se habla en Castilla. Ha abierto la caja de los truenos por cuanto está ratificado por 26 miembros de la RAE, que están molestos porque no se cuenten con ellos en las numerosas ¿guías? elaboradas por universidades, ayuntamientos o sindicatos que han sido financiadas con el dinero de todos y que pululan por ahí confundiendo a la gente. Pero también, preocupados, por el devenir del idioma de Cervantes que, por cierto, 'solo' hablan 500 millones de personas, hombres y mujeres, en el mundo. Y subiendo. Aunque a muchos les fastidie. Pero volviendo al debate, según estas ¿guías? debería haber escrito el comienzo de mi artículo de tal guisa: Decididamente, nos hemos vueltos locos y locas en este país. Y analfabetos y analfabetas, al paso que va la burra, y el burro. El informe del académico [...] ratificado por 25 miembros y miembras de la RAE, molestos y molestas, porque no se cuenten con ellos ni con ellas en las numerosas guías [...] financiadas con el dinero de todos y de todas...
Se nos va de las manos. Y de las manas. Como plumilla que soy, cada vez que escriba una información en el periódico donde trabajo me van a tener que dar dejar dos páginas cono mínimo. Aparte de que seguramente nadie más me volvería a leer. Por peñazo. Soy un férreo defensor de la mujer. De su valía, que lo vale, pero sin cuotas ni nada por el estilo. No me considero machista, pero la sociedad, por desgracia, sigue siéndolo. Queda mucho por hacer en este sentido. Mucho que recorrer aún. El machismo de hoy se demuestra cada día en los anuncios de televisión, donde se utiliza sexualmente a la mujer. Se demuestra también en las nóminas. En los cargos de responsabilidad de las empresas. En el hogar... ¿Pero en el idioma? No me gusta que los políticos de turno, los sindicatos o alguna catedrática sectaria o feminista se meta en cosas que competen e los académicos de la lengua, que para eso están. No creo que a esos sindicatos, catedráticos o alcaldes de turno les gustara que les dijeran unos panaderos, con respeto a la profesión y sin molestar- cómo tienen que movilizarse los primeros contra la reforma laboral, dar clase los segundos a sus alumnos, o dirigir sus inversiones, los terceros. Zapatero, a tus zapatos. Pero dicho esto, no entiendo que se quiera pervertir una lengua maravillosa sólo por el capricho de lo políticamente correcto. El idioma es algo vivo. Dinámico. Cambia cada día. Con cada generación surgen nuevas palabras. Unas -la mayoría- pasan de moda en poco tiempo. Y otras -las menos- se acaban incluyendo en el diccionario la RAE por su masivo uso en la calle.  Pero me niego a escribir 'personas sin trabajo' por no poner 'parados'; ni 'las personas tienen sentimientos' en lugar de 'todos tenemos sentimientos'; ni 'ciudadanía' por 'todos los ciudadanos'; ni mucho menos 'miembras', 'médicas' o 'juezas', aunque estas dos últimas estén aceptadas. Decir o escribir la juez o La médico me suena mejor y no me parece que fomente el machismo ni que las mujeres se puedan sentir ofendidas ni excluidas. Soy de los que piensan que hay que escribir como se habla. Nadie va por la calle diciendo he quedado con mis amigos y mis amigas o me voy a cenar con mis hermanas y mis hermanos. Me molestan esas muletillas de los políticos 'progres', entre los que se incluyen ya también muchos de la derecha, que empiezan sus discursos con eso de 'compañeros y compañeras'; 'Queremos lo mejor para los vascos y vascas'; O 'buenos días a todos y todas'. Pero de qué vamos. De tanto decirlo, al final, el mensaje cala. Y se pega. Pero entonces, siguiendo el juego, diríamos que son una mal educadas o maleducados, puesto que, de hacerlo, creo que, por respeto a la mujer y por no ser machista, habría que empezar dirigiéndonos al sexo femenino. Esto es: Compañeras y compañeros. Buenos días a todas y todos. Vascas y vascos. ¿Dónde está el límite? Con lo fácil y precioso que es nuestro idioma. Ahora encima, nos quieren imponer la arroba @ en expresiones como amig@/s o niñ@/s... Lo que digo. Nos hemos vuelto locos, y, al final, analfabetos, y, además, maleducados.

Comentarios

  1. Otra cortina de humo más. No creo que esto solucione ninguno de los verdaderos problemas que tenemos en este país

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