Basta ya de prohibiciones
Hola de nuevo a todos. Alucinado. Así me encuentro hoy. España se dirige hacia la coreinización. Hace unos días me dijo un amigo que el trabajo me estaba trastornando. Y le di la razón. Pero después de lo que vuelvo a leer hoy en la prensa, no tengo más remedio que reafirmarme en mi postura de que España no es ni Grecia ni Portugal, como bien dice nuestro presidente Zapatero. Es cierto, no lo somos porque más bien nos parecemos más a Corea del Norte.
Hagamos de tripas de corazón y digamos, por ejemplo, que me parece hasta bien que se prohiba fumar en los bares y restaurantes. Todo sea por la salud, y si es de los niños, mejor. E incluso me parece acertado, mirándolo por el lado de la seguridad, no del ahorro, que se prohiba conducir a más de 110 kilómetros por hora en autovías y autopistas. Y voy todavía más allá, muy a mi pesar, y acepto quitarme la corbata en verano para no tener que sufrir de calor y subir la temperatura del aire acondicionado para ahorrar costes. Entre otras cosas, porque no uso corbata. así que lo tengo fácil.Y hasta voy a hacer como que me parece hasta bien, por la educación de las próximas generaciones, que de cada cinco series o películas que se emiten en la tele pública últimamente, al menos dos sean de la Guerra Civil Española, con una visión un tanto republicana, en la que se presentan a los del bando nacional como los malos malísimos y únicos culpables de lo que ocurrió.
Pero hoy me levanto con una noticia que me pone los pelos de punta. "Adios a los bollos y a las golosinas en el colegio". El Congreso de los Diputados daba ayer luz verde a la nueva Ley de Seguridad Alimentaria, cuy objetivo es reducir la creciente obsesidad infantil. Esta norma prohibe la venta de 'ochos' o lazos, 'pepitos'y 'cuernos' de chocolate o crema y donuts, por poner varios ejemplos, en los centros educativos así como bebidas refrescantes o golosinas. Menos mal que ya no estoy en edad escolar, si no que sería de mi vida. Un trauma. ¿Creéis que es ésta la solución a la obesidad infantil? Yo he comido toda mi vida en los recreos del colegio 'pepitos', que me encantaban. También bocatas de tortilla o de chorizo, que por treinta pesetas te comías la mitad de media barra, por sesenta pesetas, media barra, y por veinte duros, una barra. Más sano, según el Arguiñano. Y no digo que no. pero en el equilibrio está la virtud y un niño no le puedes decir que no puede comer un dulce. El problema es que los niños de ahora van al cole en coche. No andan ni corren, como hacíamos nosotros no hace tanto. Llegan a casa y se enchufan a internet o a los videojuegos y no se menean. Por eso engordan. No hace ejercicio ni DE-POR-TE. Y no creo, insisto, en que esta sea la solución. Además, resulta paradójico que en esta sociedad preocupe más que Jaimito, por poner un ejemplo, esté gordo, a que consuma hachis o marihuana en el cole, como está pasando, o que se coja una cogorza cada sábado, o que, ya puestos, secuestre a una chica, la viole y luego la mate. Como también está ocurriendo, por desgracia. Así que hoy me encuentro alucinado y no salgo de mi asombro por esta nueva Ley de la ministra Pajín, que se está coronando.
Hagamos de tripas de corazón y digamos, por ejemplo, que me parece hasta bien que se prohiba fumar en los bares y restaurantes. Todo sea por la salud, y si es de los niños, mejor. E incluso me parece acertado, mirándolo por el lado de la seguridad, no del ahorro, que se prohiba conducir a más de 110 kilómetros por hora en autovías y autopistas. Y voy todavía más allá, muy a mi pesar, y acepto quitarme la corbata en verano para no tener que sufrir de calor y subir la temperatura del aire acondicionado para ahorrar costes. Entre otras cosas, porque no uso corbata. así que lo tengo fácil.Y hasta voy a hacer como que me parece hasta bien, por la educación de las próximas generaciones, que de cada cinco series o películas que se emiten en la tele pública últimamente, al menos dos sean de la Guerra Civil Española, con una visión un tanto republicana, en la que se presentan a los del bando nacional como los malos malísimos y únicos culpables de lo que ocurrió.
Pero hoy me levanto con una noticia que me pone los pelos de punta. "Adios a los bollos y a las golosinas en el colegio". El Congreso de los Diputados daba ayer luz verde a la nueva Ley de Seguridad Alimentaria, cuy objetivo es reducir la creciente obsesidad infantil. Esta norma prohibe la venta de 'ochos' o lazos, 'pepitos'y 'cuernos' de chocolate o crema y donuts, por poner varios ejemplos, en los centros educativos así como bebidas refrescantes o golosinas. Menos mal que ya no estoy en edad escolar, si no que sería de mi vida. Un trauma. ¿Creéis que es ésta la solución a la obesidad infantil? Yo he comido toda mi vida en los recreos del colegio 'pepitos', que me encantaban. También bocatas de tortilla o de chorizo, que por treinta pesetas te comías la mitad de media barra, por sesenta pesetas, media barra, y por veinte duros, una barra. Más sano, según el Arguiñano. Y no digo que no. pero en el equilibrio está la virtud y un niño no le puedes decir que no puede comer un dulce. El problema es que los niños de ahora van al cole en coche. No andan ni corren, como hacíamos nosotros no hace tanto. Llegan a casa y se enchufan a internet o a los videojuegos y no se menean. Por eso engordan. No hace ejercicio ni DE-POR-TE. Y no creo, insisto, en que esta sea la solución. Además, resulta paradójico que en esta sociedad preocupe más que Jaimito, por poner un ejemplo, esté gordo, a que consuma hachis o marihuana en el cole, como está pasando, o que se coja una cogorza cada sábado, o que, ya puestos, secuestre a una chica, la viole y luego la mate. Como también está ocurriendo, por desgracia. Así que hoy me encuentro alucinado y no salgo de mi asombro por esta nueva Ley de la ministra Pajín, que se está coronando.
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