Que no se nos enfade San Roque, nuestro patrón

La plaza del coso, a reventar
Espectacular fin de semana el que hemos disfrutado en Peñafiel, desbordado, una vez más, por la alegría y la diversión, pero también por el buen ambiente y mejor rollo que siempre genera la Concentración de Charangas. Esa idea que nacía con ilusión hace doce años de la mano de un grupo de músicos del pueblo, especialmente Goyo y Fernando (y así sigue), y que, pasado este tiempo, se ha convertido en la fiesta de referencia del municipio, con permiso de San Roque, en agosto. Que no se no nos enfade el patrón, pero la repercusión que está teniendo esta cita es digna de mención. Y no solo a nivel local o regional, sino también y sobre todo a nivel nacional. Cada año es mayor el número de personas, entre peñafielenses y turistas, que marcan en rojo en su calendario la fecha de esta concentración que no quieren perderse por nada del mundo llueva, truene o caigan chuzos de punta. Da lo mismo, porque mientras la gente venga con ganas de pasarlo bien, la fiesta está asegurada. Igualmente, y por desgracia, cada año se tienen que quedar fuera de esta concentración muchas charangas, que quieren venir pero al final no pueden estar porque Peñafiel no da más de sí en materia de alojamientos. Este año han sido catorce las charangas participantes, pero treinta y cinco las que se han quedado con las ganas de estar en Peñafiel, alguna menos que otros años, pero muchas al fin y al cabo. Algo que fastidia, pero que la vez sirve de elogio, y pone de manifiesto que la concentración peñafielense ha calado muy hondo y se ha convertido, por méritos propios, en el encuentro de charangas de referencia de toda España. Además, el listón está cada vez más alto y la competencia mayor. Y el público también aprieta y exige. Porque en este pueblo das una patada a una piedra y sale alguien, ya sea pequeño o mayor, hombre o mujer, que sabe tocar un instrumento. Y es que, para estar en la peña más fiel de Castilla no vale sólo con venir a pasar el rato y tocar cuatro notas de cualquier manera. Las charangas se lo tienen que currar y dar lo mejor de sí, para que sus temas suenen bien y la gente se lo pase pipa. Y esa exigencia se nota también en la calidad musical y ambiental. También les viene bien a los propios grupos, que saben que Peñafiel es el mejor escaparate en el que pueden lucirse y darse a conocer para futuras contrataciones. Que se acerca el verano y con el las numerosas fiestas patronales que se llevan a cabo por toda la geografía española, donde las charangas pueden ganar un dinerillo. Y buen fin de semana, también, para que la gente se olvide un poco de tanta crisis y tanta gaita. Que falta hace darle un poco de vidilla a la vida y dejar los problemas un poco aparcados para estar con los amigos y disfrutar de estos momentos. Y, finalmente, buen fin de semana para el sector Servicios de Peñafiel, pero sobre todo para los bares y restaurantes, que han tenido que currar mucho estos dos días para dar a la gente de beber y de comer en condiciones y dejar alto el pabellón gastronómico del pueblo.

La charanga El Relamido animando el percal
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